sábado, 10 de abril de 2010

Abogado quiere que el Vaticano responda por abusos

InfoSord-Minnesota

Jeff Anderson ha presentado miles de demandas denunciando abusos sexuales por parte de sacerdotes y ganado millones de dólares para sus clientes, pero no se conforma con eso: su gran objetivo es llevar su campaña contra esos abusos a la cima de la Iglesia Católica.

Le encantaría poder interrogar bajo juramento al propio papa Benedicto XVI. Si bien eso es casi imposible por ser el Pontífice un jefe de estado, los documentos que ha reunido Anderson son de una fuerza tal que podrían llevar los procesos legales a las mismas puertas del Vaticano.

Los documentos, que cobraron estado público recientemente cuando Anderson se los entregó al New York Times, revelan que una oficina del Vaticano encabezada por el entonces cardenal Joseph Ratzinger (el papa), suspendió un juicio de la iglesia a un sacerdote de Wisconsin acusado de molestar a unos 200 niños en una escuela para sordos.

"Este es un momento clave, que puede inclinar la balanza", afirma Anderson. El abogado halló los documentos trabajando en uno de varias decenas de procesos contra funcionarios de la iglesia y espera usarlos en una demanda al Vaticano.

Desde 1983, Anderson y los otro cinco abogados de su estudio de St. Paul han demandado a miles de sacerdotes, obispos y diócesis enteras por denuncias de abusos sexuales. Dice que no sabe cuándo dinero en reparaciones han generado sus demandas, aunque en el 2002 calculó fue fueron unos 60 millones de dólares.

"No lo hacemos por el dinero", aseguró Anderson.

El abogado, quien se describe como un "ex ateo" que descubrió la fe en Dios al recuperarse de un alcoholismo, dice que siente una profunda solidaridad con las víctimas de abusos.

Anderson cuenta que una hija suya, ya adulta, le reveló que cuando tenía ocho años fue molestada por un sicólogo que veía para poder lidiar con el divorcio de sus padres. El terapeuta, indicó Anderson, era un ex sacerdote católico.

Anderson sostiene que el Vaticano debe responder por haber encubierto tantos abusos.

"Llegué a la conclusión de que estos problemas son endémicos de la cultura eclesiástica y que todos los problemas que había en Estados Unidos conducían a Roma", manifestó.

Los documentos del caso de Wisconsin, ventilado en Milwaukee, vinculan a Benedicto, quien encabezó la Congregación para la Doctrina de la Fe, con la decisión a mediados de la década de 1990 de no expulsar de la iglesia al reverendo Lawrence Murphy a pesar de que había denuncias de que había molestado a unos 200 niños sordos entre 1950 y 1975.

El Vaticano justificó esa decisión diciendo que recibió el caso recién en 1996, dos años después de la muerte de Murphy. Funcionarios de la iglesia afirman que Murphy le había enviado a Ratzinger una carta en la que expresaba su arrepentimiento y que el caso había prescrito. Sostienen que el escándalo en torno al caso no tiene méritos y es alentado por gente que quiere hacer quedar mal al Papa.

La demanda de Milwaukee no menciona al Pontífice ni a ningún jerarca del Vaticano entre los acusados, pero Anderson espera usarla para darle ímpetu a otro proceso separado iniciado hace ocho años en Oregón.

En ese caso, una persona no identificada aduce que, siendo adolescente, el reverendo Andrew Ronan, de la iglesia San Alberto de Portland, abusó de él, en 1965 y 1966. Según los documentos presentados en el proceso, Ronan fue acusado de abusar de menores a mediados del 50 en la arquidiósesis de Armagh, Iranda. Fue transferido a Chicago, donde admitió haber abusado de tres chicos en la escuela secundaria St. Philip's High School, y posteriormente fue enviado a Oregón.

La iglesia lo expulsó en 1966. Falleció en 1982.

La demanda señala que el Vaticano tenía que aprobar los traslados internacionales. El Vaticano aduce que está protegido por una Ley de Inmunidad de Naciones Soberanas, que prohibe demandas contra otros países. La justicia estadounidense todavía no ha dicho si acepta el caso o no.

Anderson dijo que su equipo usará los documentos de la demanda de Milwaukee para demostrar que el Vaticano estuvo involucrado en las decisiones sobre cómo lidiar con los sacerdotes acusados de abusos.

Los entendidos dudan que Anderson logre penetrar las protecciones del Vaticano como nación soberana. El propio Andersons sabe que costará convencer a los jueces de que acepten considerar documentos de otro proceso.

Pero dice que siente que se está "más cerca que nunca" de poner al Vaticano en el banquillo de los acusados.
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