NOTICIAS DE MÉXICO - JUÁREZ
Mientras Hugo Acosta, de 19 años se comunicaba con su madre a señas, su hermano Diego, quien padece de autismo y ataques epilépticos alcanzó su mano para jugar con él.
Los ojos de Diego, de 16 años, se dirigieron hacia donde percibió la voz de sus hermanos gemelos de ocho años. Sara tiene retraso psicomotor y Samuel problemas de aprendizaje, sin embargo, su padecimiento no los limitó para regalarle una sonrisa.
Los cuatro hijos de María Elena Jalomo están enfermos; su rutina empieza desde que llega de trabajar de la maquiladora a las 6:00 de la mañana y termina cuando regresa su esposo por la tarde de trabajar.
“Me siento a veces muy cansada, tengo que dividirme para cuidarlos, mi hijo es sordo mudo, pero aun así me ayuda con Diego, porque él es quien necesita los cuidados más urgentes”, lamentó María Elena.
Hugo ha vivido desde los 7 años de edad con un implante coclear en el oído derecho, pero desde hace cinco años ya no funciona, así que lo tuvo que reparar con cinta adhesiva con la esperanza de poderlo utilizar.
Hugo acude uno de los Centros de Atención para Personas Discapacidad (CAED) dos veces por semana, en donde cursa el bachillerato.
Para él es necesario otro porque es quien durante el día ayuda a su madre a cuidar a sus tres hermanos.
“Ya al Seguro ni le muevo con mi hijo más grande, si con él que tiene tantas enfermedades no me lo han atendido porque me dijeron que ya no es derechohabiente porque ya cumplió el año pasado 16, no sé cómo ya no los atienden si son discapacitados, deberían tener servicio médico toda la vida”, manifestó su madre.
Diego, además de padecer autismo y ataque epilépticos, ingresó al quirófano para que el extrajeran la apéndice, un pedazo de intestino y le han practicado dos biopsias para determinar qué tiene en el estómago.
“Hace unos meses se me enfermó, a él se le inflama el intestino casi a reventar, pero lo tuve que llevar con médico particular porque en el Seguro ya no lo reciben, me pidieron un comprobante de que es discapacitado del Seguro, pero si no es derechohabiente, ¿cómo se los hago, si ni tengo dinero, ni el Seguro los acepta si se los hago por fuera?”, lamentó María Elena.
Diego también padece de estrabismo, tiene problemas para caminar, escuchar y ver, y cuando le dan los ataques, se muerde las manos de la desesperación.
Debido a sus enfermedades, tiene que alimentarse de manera especial y usar pañales, por lo que sus padres deben absorber los gastos. Anteriormente, en el Seguro le daban 31 botes del alimento y los pañales, agregó su María Elena.
La madre pidió al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el traslado a la una unidad médica 67 porque cambió de domicilio. Anteriormente acudía a la clínica 47, ubicada en la colonia Chaveña, pero debido a la lejanía de su vivienda necesita que le den la atención a sus hijos en la más cercana.
De acuerdo con el IMSS, será el director de la clínica 67, Luis Arturo Valles Rico, quien atienda el caso de manera directa.
Se informó que el caso lo pasarán al concejo técnico para que los menores no se queden desamparados.
Los hijos más pequeños de María Elena cursan el primer año de primaria, porque debido a su problema debieron curar nuevamente el primer año de primaria.
Además, Sara tiene problemas para desplazarse y como sus tres hermanos no acude a ninguna terapia debido a la falta de recursos económicos.
María Elena y su esposo son empelados en una empresa maquiladora, por lo que el sueldo que perciben es el mínimo.
“Ha sido gracias a las personas que conocen mi caso o que tiene hijos como los míos que he podido salir adelante; nosotros gastamos casi todo en Diego, es en lo que se nos va, a mí lo que me urge es que mis hijos tengan seguro”, expresó al madre.
María Elena contó que su hija padece problemas en los pies, y requiere de tratamientos y terapias para mejorar, pero aún no ha podido reunir dinero para atenderla.
El hogar de la familia Acosta Jalomo se encuentra ubicado en el fraccionamiento Praderas del Sol, al sur extremo de la ciudad.
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