DEPORTES
Un equipo de fútbol de Huelva se revalida su título de campeón de Europa… una atleta española bate récords en 200 metros y salto de longitud… Dos hechos que pasan inadvertidos. ¿Por qué? Porque tanto los jugadores onubenses como la corredora española pertenecen al colectivo de deportistas sordos.
Padecen lo que Josu Gómez Villar, presidente de la Federación Madrileña de Deportes para Sordos (FMDS) describió como “la discapacidad invisible” durante el programa La Barandilla Deportiva (Libertad FM).
Es hora de reconocer a estos campeones el puesto en la historia del deporte que se merecen.
Pero antes, un poco de historia. Hace unas semanas nos preguntábamos qué políticos representan al colectivo de discapacitados auditivos. Ahora es momento de preguntarnos qué ocurre con el deporte para estas personas. La historia del deporte para sordos es muy extensa, pero no muy conocida por el gran público. Los deportistas con discapacidad auditiva formaron el primer grupo de personas con necesidades especiales que participó en competiciones generalistas durante el siglo XIX. Pero no fue hasta 1888 cuando se creó en Alemania el primer club deportivo compuesto únicamente por sordos.
Gran parte de los países del llamado primer mundo desarrollaron así los deportes para sordos en la década 1920/30. En España esto no sucedió hasta 1950, cuando se creó el Comité Español de Deportes Silenciosos. Y es curioso: en aquella época muchas personas creían que esta organización hacía referencia a la práctica del ajedrez.
En la actualidad, se piensa que el deporte no necesita adaptación a la condición física del sordo, al menos en lo que concierne a su complexión física, ya que es idéntica a la de las personas sin problemas auditivos, pero sí que se precisan pequeñas adaptaciones como ayudas visuales a las indicaciones de los jueces en plena competición.
“Aunque sea obvio, para practicar deporte con personas sordas, es necesario aprender algo de lenguaje de signos”, explican desde un club deportivo andaluz para deportistas con discapacidad auditiva. También es importante hacer uso de recursos didácticos complementarios, como es el uso de las pizarras, paras explicar los ejercicios y ayudar a su comprensión.
Como, por regla general no se pueden utilizar sonidos, se aconseja utilizar estímulos visuales, como pañuelos de colores, que sustituyen o complementan el silbato de los árbitros.
Hasta aquí las buenas prácticas de convivencia que ayudarían a desarrollar el deporte con los discapacitados auditivos. Sin embargo, la realidad es que este colectivo no cuenta con recursos económicos ni humanos suficientes para fomentar la práctica deportiva.
Su queja principal es la falta de entrenadores capacitados para trabajar con deportistas sordos. Y la poca predisposición de nuestros políticos a poner solución a este asunto. A las federaciones les gustaría poder preparar a entrenadores, pero lamentablemente no tienen recursos suficientes para ello, ya que dichos profesionales precisarían conocer el lenguaje de signos, y eso significa mucho tiempo de estudio, ya que es como aprender cualquier otro idioma.
Pero este no es el único problema. Actualmente existen barreras de comunicación, falta de convenios públicos y privados, ausencia de patrocinios, difícil accesibilidad a formaciones deportivas, carencia de tecnología adaptada, escasez de escuelas bases, incumplimiento de la Ley del Deporte y un largo etcétera que suponen un verdadera traba para que el colectivo de personas sordas accedan a la práctica deportiva en igualdad de condiciones.
Un claro caso de esta dificultades es la vivencia profesional de Beatriz Campillo. Esta campeona de España de 200 metros y de salto de longitud fue seleccionada para competir en Polonia, pero no pudo acudir porque su familia no contaba con recursos para ello. En agosto, Campillo acudirá a otra importante cita. Esta vez será en Turquía, aunque lamenta que España la prensa no atenderá lo suficiente a esta competición.
El silencio que rodea este tipo de composiciones quedó demostrado en 20013, cuando un equipo de fútbol de personas sordas de Huelva -el CD Dordos- se proclamó Campeón de Europa. Pocos se hicieron eco de su victoria. Este año repitieron su triunfo. Y han pasado de nuevo inadvertidos.
Los principales deportes practicados por las personas sordas son, futbol, en sus diversas modalidades, baloncesto, balonmano, voleibol, vóley-playa, tenis, padel, tenis de mesa, dardos, billar, bolos, petanca, pesca, ajedrez, ciclismo, deportes de montaña…
Es de destacar el caso de, José Hernández, que se proclamó Campeón de Europa de Boxeo Profesional en la categoría de peso welter. Unos combates magníficos de este púgil sordomudo.
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