SANIDAD
Mérida (México)
Yucatán está por encima de la media nacional en el índice de personas sordas, pues en el país el promedio es de tres por cada mil habitantes, mientras que en nuestro estado es de casi cinco por millar, señaló el doctor Jorge Canto Herrera, coordinador administrativo del área Biomédica del Centro de Investigaciones Regionales “Hideyo Noguchi” de la Universidad Autónoma de Yucatán, e integrante del cuerpo colegiado de salud pública y reproductiva.
El especialista en temas de hipoacusia destacó que el 75% de los casos de sordera tiene un componente genético, el otro 25% es originado por infecciones, golpes, y hasta exposición tóxica al ruido.
Canto Herrera expuso que infecciones como la rubéola, varicela, hepatitis, herpes y hasta VIH son las causas más comunes de la pérdida del sentido del oído por este origen.
Explicó que existen dos tipos de sordera: la prenatal y posnatal; la primera ocurre cuando la madre durante el embarazo padece alguna de las enfermedades mencionadas, lo que puede provocar entre otras cosas, la sordera en el hijo que lleva en el vientre.
La posnatal es cuando el bebé se enferma, por ejemplo de meningitis, lo que ocasiona la discapacidad auditiva. Sin embargo, el investigador destacó que hasta por golpes y exposición tóxica al ruido puede cualquier persona disminuir su capacidad de discriminación auditiva.
Explicó que se han dado casos en los que niños se caen de su hamaca, se golpean, y ante los padres aparentemente no pasó a más; no obstante, la lesión al sentido del oído provoca como consecuencias un bajo rendimiento escolar, no porque el niño sea flojo o tonto, sino porque no escucha lo que dicen.
Jorge Canto Herrera ha sido además un impulsor en Yucatán de la terapia de rehabilitación basada en la oralización, que se refiere al hecho de enseñar a hablar a los niños con discapacidad auditiva.
Compartió que tiene un hija sorda, y gracias a ello se adentró en este tema y desde hace muchos años fomenta en el estado la terapia de oralización, la cual no significa enseñar a hablar a los niños “como pericos”, sino que les enseña a hablar para que “su pensamiento sea el vehículo de sus expresiones”.
La educación tiene que estar enfocada a la estimulación de los restos auditivos, pues la gran mayoría de las personas sordas tienen capacidades (aunque sea reducidas) de oír.
Recordó que la mayoría de la gente aprendió a hablar porque repite lo que oye, pero en el caso de los sordos necesitan una rehabilitación para que no sólo escuchen, sino que también comprendan.
Oralizar a un sordo es difícil y el tiempo para lograrlo puede variar dependiendo de los restos auditivos, pero se calcula que el proceso va de los 5 a los 9 años de rehabilitación; es un proceso muy duro en el que tienen que participar los padres y la familia en general, precisó el experto.
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