viernes, 18 de noviembre de 2011

Soñar sin barreras


VIAJES

Más de 500 alojamientos rurales se presentan como accesibles en la región
Algunos van más allá y ofrecen la máxima autonomía a sus huéspedes


Tienen rampa de acceso, el ancho de la puerta es diez centímetros superior al habitual, los interruptores, las toallas y el secador están a menos de un metro de altura, los platos de ducha a ras de suelo y las camas, a 50 centímetros para facilitar las transferencias... hay alojamientos donde todos los elementos están al alcance de una mano: la de aquellas personas que acusan alguna discapacidad.

La oferta de este tipo de establecimientos sigue siendo muy reducida pese al crecimiento registrado en los últimos años, consecuencia de una mayor sensibilización por parte de los promotores o de los legisladores, que con nuevas normativas fuerzan la adaptación parcial de los edificios públicos de nueva construcción o reformados íntegramente.

En el capítulo del turismo rural, en Castilla y León existen 505 alojamientos adaptados, al menos parcialmente, ya que el grado de accesibilidad de cada alojamiento varía mucho en cada caso y en función de la discapacidad de quien pernocta.

"De la necesidad de contrar con más instalaciones para personas con discapacidad" nació hace seis años El Bosque de los Sueños, un complejo de cabañas rurales situado en Cubillos del Sil, León, según explica Francisco Sardón, presidente de Aspaym en Castilla y León. Destinado a la organización de los campamentos infantiles de la entidad promotora durante el verano, este albergue está abierto a todos los públicos el resto del año. Domotizadas, espaciosas, sin barreras y baños adaptados, estas casas "son un modelo de lo que deben ser unas instalaciones para todos, sin distinción", agrega Sardón.

La necesidad de ir más allá

Otra iniciativa que va mucho más allá de los requisitos mínimos exigidos y ha sido concebida desde sus cimientos para garantizar la mayor autonomía posible de sus huéspedes es El Rinconcito de Gredos (Cuevas del Valle, Ávila), un centro de turismo rural inaugurado en 2005 por Miguel Ángel Fernández, un joven que conoce de cerca los numerosos obstáculos que se encuentran las personas con discapacidad cuando han de 'hacer noche' fuera de casa.

Diez de sus quince habitaciones son completamente accesibles. El ancho de acceso mide 92 céntímetros (lo convencional son 72 o 82) y las puertas de los baños son correderas, para ganar un espacio vital a la hora de efectuar giros con la silla de ruedas. Un dispositivo permite acercar la barra del armario ("siempre situada demasiado alta") mientras que los pomos ("complicados para las personas que tienen la mano en garra") han sido sustituidos por fáciles manivelas y están situadas más bajas de lo habitual, al igual que los interruptores, el secador o las toallas. "Cuando viajas te encuentras espejos muy altos para una persona sentada, que impiden peinarte, lavarte o afeitarte", cuenta al describir la luna que ocupa toda la pared sobre el lavabo.

En el restaurante, las mesas tienen un pie central de modo que a nadie 'le pille la pata'. La carta, por supuesto, en braille. Hasta el bar cuenta con dos barras, para que las personas en silla de ruedas puedan acodarse o apoyar su bebida cómodamente.

La Posada Miranda, enclavada en otra sierra, la de Francia en este caso. Promovida por Asprodes Salamanca, cuenta Silvia Hernández que nació también por una "necesidad", porque "no hay muchas opciones en la zona para personas con movilidad reducida".

Especialmente compromedida con las personas sordas está Cristina Ubani, propietaria de Punto y Aparte (Bocos, Burgos). "Trabajé seis años con ese colectivo", asevera esta intérprete de signos que, entre otros elementos para la accesibilidad, incluyó un dispositivo luminoso que sirve de aviso a quien carece de audición en la única habitación adaptada de su alojamiento rural.

Guía

Conscientes de que las iniciativas son "aisladas y difíciles de conocer", hace dos años se editó la Guía de Alojamientos Turísticos Accesibles, promovida la Consejería de Cultura y Turismo, y que contó con la colaboración de la mencionada Aspaym, asociación de parapléjicos y grandes discapacitados, y de Predif, la Plataforma Representativa Estatal de Discapacidad. En este trabajo se calibró el nivel de accesibilidad de cada alojamiento e incluyó 66 casas rurales, 60 hoteles, diez hostales, nueve campamentos y cinco albergues que facilitan la normalización social de estos colectivos cuando viajan. De cada uno de ellos se describe la accesibilidad física, visual y auditiva.

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