martes, 22 de noviembre de 2011

Las asociaciones de discapacitados animan a crear líneas de comercio frente a la crisis

ASOCIACIONES

La crisis ya los golpeó este ya casi terminado ejercicio y las asociaciones de discapacitados han tenido que sortear las dificultades financieras, responder a la demanda y atender sus servicios con «un 10%, en términos medios, menos de ingresos»; lo que «indudablemente ha afectado a las plantillas y a los servicios pero también ha obligado a reconsiderar organizaciones y funcionamiento».


Francisco Sardón, vicepresidente del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad, Cermi, en Castilla y León y presidente de Aspaym, la asociación que ampara a los lesionados medulares y grandes discapacitados físicos, destaca que «la financiación de las administraciones es básica, fundamental e irrenunciable» para las organizaciones que defienden los derechos de las personas con discapacidad y que les prestan servicios y representatividad; pero también llama a la acción, a dejar de ser sujetos pasivos meramente perceptores de ayudas para convertirse en organizaciones y personas activas que participan de forma productiva en la sociedad en la que viven y que logran ingresos para mantener sus infraestructuras y asistencia.
Así, bajo este modelo ya hay en marcha importantes líneas de negocio en la comunidad desde hace muchos años. La Fundación Asprona es buen ejemplo de ello con su centro especial de empleo protegido Grupo Lince, competitivo en sector de la lavandería, la hostelería o la jardinería o la Once desde su fundación y corporación empresarial o Aspaym con su asesoría jurídica o el complejo de El bosque de los sueños, en la localidad leonesa de Cubillos del Sil, para disfrutar del turismo rural o su centro de orientación sobre la accesibilidad y productos de apoyo.
«La idea es trabajar en este sentido, crear nuevas líneas comerciales que cumplan los objetivos para los que se han creado las asociaciones como el de emplear a personas con discapacidad, de cualquier tipo, no cada asociación solo a sus representados, y competir en el mercado, no hay que tener temor a abrirse al mercado y es una buena forma de integración social, de normalización y participación», destaca Sardón.
Evolución
«Es el momento de avanzar, abandonar la mentalidad pasiva para contribuir en el mantenimiento de los servicios básicos. Las asociaciones deben evolucionar desde el papel puramente reivindicativo, sin abandonarlo, al de prestadoras de servicios», añade.
Insiste, no obstante, en que «la crisis no puede servir de coartada para los recortes y no sé si los habrá en los presupuestos para 2012, la Junta nos ha dicho que no; pero para el sector de la dependencia sería difícil entenderlos porque nos obligará a dar pasos en contra de la calidad. Nuestras entidades las han promovido familiares y afectados y hay una responsabilidad patrimonial, económica y del empleo que no se pueden poner en riesgo. No entenderíamos reducción alguna porque nosotros ya hemos hecho los deberes con la rebaja que ha afectado a este año, hemos mejorado en eficacia, hemos encontrado por donde ahorrar para ajustarnos, pero ya hemos tocado techo, es imposible perder más. Entendemos que se debe mantener la financiación administrativa, las asociaciones quitan una importante carga a los responsables gubernamentales pero también creemos que hay que crear riqueza, buscar más vías de financiación con la creación de líneas de comercio, por ejemplo las 'catering' son algo que casan muy bien con el sector, superar el concepto de la dependencia total».
Retrasos de las ayudas
Francisco Sardón reivindica, no obstante, no solo «el mantenimiento de la financiación en cuanto a cantidad sino también respecto a la puntualidad. El retraso en el pago de las ayudas es un mal endémico, no es ni siquiera algo relacionado con la crisis, viene de atrás y nos obliga a las asociaciones a pedir créditos bancarios, préstamos para pagar a las plantillas que nos resultan muy caros. Hemos propuesto en varias ocasiones que la Administración regional asuma los créditos o que lleguen a algún acuerdo con cajas de ahorro... la media en el retraso es de tres y cuatro meses; lo que provoca que siempre haya un mes en el que no hay liquidez para pagar las nóminas y ahora, con la crisis, la Junta ya no sirve de aval para los créditos».
El Cermi participó y apoyó la nueva Ley de Servicios Sociales de la Junta. Ahora, la asociación Aspaym incluso la ha galardonado con uno de sus premios solidarios. Francisco Sardón explica a este respecto que esta normativa resulta especialmente interesante «porque cambia radicalmente el concepto de los servicios sociales y el discapacitado pasa a ser entendido y considerado como persona individual y no como colectivo; ya no serán planes sectoriales sino que hay que trabajar de forma individual. Esto no significa que la atención sea a la carta y esto es importante porque podría generar la sospecha de que las asociaciones pierden papel; sino que lo que se hace es que el dependiente tome las riendas de su vida y ejerza con responsabilidad su reclamación de derechos y asistencia, que se responsabilice de las prestaciones, dejar atrás el concepto subsidiario en todo esto».
En cuanto al cambio de modelo, de las subvenciones a infraestructuras y servicios al concierto de cada plaza para cada discapacitado, Sardón destaca que «quiero entender que es una forma de ser responsable con el dinero, la administración paga a cuántos les da ayuda.
Ahora hay que ver si de esta forma se puede sostener la oferta y la calidad. Es responsabilidad de la Junta establecer los criterios y hacer un seguimiento del coste del servicio y de su calidad».

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