jueves, 19 de mayo de 2011

Sordos alertan de que la tasa de fracaso escolar ronda el 80%

Por Inmaculada Espinilla (Jaén)

El porcentaje de fracaso escolar y abandono prematuro de los estudios se sitúa en torno al 70 o el 80% en la comunidad sorda. Esta cifra hace saltar todas las alarmas. Los afectados por este problema reclaman un profesorado más cualificado y con más experiencia. Al principio, el niño sigue un desarrollo normal.

 Asiste a sus clases y comprende, a priori, lo que se le explica. Sin embargo, según avanza en su desarrollo formativo, las dificultades crecen y el ahora adolescente ve que no está  al nivel del resto de sus compañeros. Ese es el motivo por el que la Asociación Provincial de Personas Sordas de Jaén (Aprosoja) levanta la voz para dar a conocer el “grave problema educativo” que sufre el colectivo.
Y es que, a pesar de la firme apuesta por una educación en igualdad de oportunidades, el índice de fracaso escolar en la comunidad sorda asciende al 80%, según los datos de Aprosoja. “Hacen falta más profesionales que dominen la lengua de signos y, también, que tengan una experiencia acreditada en el trato con estas personas”, afirma María Maroto, vicepresidenta de Aprosoja. Su petición se sustenta en el objetivo de lograr la capacitación profesional del colectivo para que pueda aspirar a trabajos de calidad. La causa del abandono, según se señala desde el colectivo, es la falta de cualificación del profesorado encargado de atender a estos alumnos. Aprosoja detalla que solo se le exigen 600 horas de clase en lengua de signos, cuando lo mínimo serían dos mil, que son las que se imparten en los ciclos formativos. Además, es “fundamental” que los docentes tengan una experiencia acreditada y que demuestren que conozcan a fondo la situación para que los docentes cuentan con más herramientas para trabajar con la lengua y con los alumnos.
De la misma manera, Aprosoja considera prioritaria la sensibilización de las familias, ya que, en muchas ocasiones, “no se dan cuenta” del alcance del problema. “Los padres quieren que su hijo hable, pero lo verdaderamente importante es que entiendan los conceptos porque si no, no pueden aprender”, indica María Maroto.
Lo peor llega cuando los niños comienzan las clases de Secundaria. “Ven que no  pueden seguir el ritmo, les baja la autoestima y abandonan”, dice Maroto. El número de niños sordos —en diferentes grados— en la provincia es de unos ochocientos, de los que entre 60 y 70 están en la capital. Aun así,  Maroto asegura que puede haber muchos más, ya que hay bastantes casos sin detectar. En la capital, hay un colegio de integración, el “Cándido Nogales”, pero, según Aprosoja, esto no es suficiente.
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