sábado, 23 de enero de 2010

Zaragoza despide a la subinspectora Rosa Crespo en la basílica del Pilar

InfoSord, 23/10/2010

Numerosos miembros del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil y un nutrido grupo del colectivo de personas sordas de Zaragoza, del que Rosa Crespo había sido secretaria como hija de padres sordos, han arropado a la familia durante toda la jornada, desde la llegada del cuerpo a la Delegación del Gobierno, donde ha estado instalada la capilla ardiente hasta las 18.00 horas.

También compañeros de estudios de las dos hijas adolescentes de la víctima han acompañado a la familia, así como representantes de las instituciones aragonesas civiles y militares y el vicario episcopal de la Policía Nacional, Jesús Ángel Aguilera.

La marcha fúnebre acompañó al féretro con los restos de Rosa Crespo desde la Delegación del Gobierno hasta la basílica, un recorrido de apenas unos metros de distancia a lo largo del cual cientos de personas le dieron el último adiós.

El ataúd, transportado a hombros por seis compañeros, ha sido recibido a la entrada de la basílica por el arzobispo de Zaragoza y una comitiva formada por una docena de sacerdotes.

El arzobispo Ureña ha dedicado su homilía a todas las víctimas del devastador terremoto que costó la vida a Rosa Crespo, quien desde agosto de 2008 prestaba labores de escolta a un alto cargo de la ONU y que pensaba regresar a España el próximo mes de febrero.

Ureña ha repasado la vida de Rosa Crespo, funcionaria de la Policía Nacional desde 1987, quien, ha asegurado, "desde pequeña mostró madera de líder y clara vocación para ayudar a los demás" y quien, con sus hijas ya mayores, "se embarcó en el reto personal de ayudar aun país desfavorecido".

Un lugar donde, ha recordado, compaginó su trabajo con la puesta en marcha dos proyectos de cooperación, uno de apoyo a la población sorda de Haití y otro con la creación de una oenegé de guardias civiles y policías.

Casada con Federico Capdevilla, con quien formaba pareja desde hace 28 años, tenía un carácter "jovial y alegre, luchadora, hogareña, amante de su esposo e hijos, carismática y ejemplo de superación y optimismo", ha resaltado Ureña, quien ha recordado que contaba con más de treinta felicitaciones públicas, entre ellas la Cruz al Mérito Policial con distintivo blanco de 1999.

El arzobispo ha destacado que la agente ha muerto "sirviendo a los demás" y ejerciendo el ministerio de la caridad, y sobrepasando los límites de la familia se entregó al prójimo, "hasta el punto de querer servir a la sociedad más allá de la patria, en un país muy pobre".

Tras el funeral, el féretro, escoltado por la Policía Local, ha sido trasladado hasta el Cementerio de Torrero de la capital para ser incinerado.

El cuerpo de la subinspectora llegó hoy a España en un avión de las Fuerzas Aéreas que aterrizó en el aeropuerto de Torrejón de Ardoz (Madrid), donde le esperaba sus familiares, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, la titular de Defensa, Carme Chacón, y la secretaria de Estado de Cooperación, Soraya Rodríguez, entre otras autoridades.

Al son de una marcha fúnebre y del himno español, Rubalcaba ha impuesto a Crespo la medalla de plata policial, tras lo cual el capellán castrense de la Policía ha oficiado un breve responso, que ha sido traducido por una intérprete también al lenguaje de signos ya que el marido y la madre de la agente son sordos.

Tras el acto, un avión Hércules partió con la subinspectora hacia el aeropuerto de Zaragoza, ciudad donde residía con su familia y donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional.
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