sábado, 23 de enero de 2010

Monseñor Ureña recuerda que Rosa Crespo murió "ejerciendo la caridad"

InfoSord, 23/01/2010

El arzobispo de Zaragoza, monseñor Manuel Ureña, recordó esta tarde que la subinspectora del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) Rosa Crespo, fallecida a causa del terremoto que sacudió Haití el pasado 12 de enero, "murió ejerciendo la caridad". Ureña co-ofició la misa funeral por Crespo en la Basílica del Pilar de Zaragoza, acompañado de la familia de la finada, autoridades de la Comunidad Autónoma y centenares de amigos y compañeros de Crespo.
El arzobispo de Zaragoza, monseñor Manuel Ureña, recordó esta tarde que la subinspectora del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) Rosa Crespo, fallecida a causa del terremoto que sacudió Haití el pasado 12 de enero, "murió ejerciendo la caridad". Ureña co-ofició la misa funeral por Crespo en la Basílica del Pilar de Zaragoza, acompañado de la familia de la finada, autoridades de la Comunidad Autónoma y centenares de amigos y compañeros de Crespo.


Ureña recordó la primera Carta de San Pablo a los Corintios al recordar que la caridad es aquella forma de amor en la que "uno no se busca a sí mismo", de ahí su vinculación con Cristo. Para ilustrar el mérito de la subinspectora Rosa Crespo, monseñor Ureña explicó que la ahora fallecida dedicó su vida a su familia, formada por ella misma, su esposo, Federico Capdevila, y sus dos hijas, de 13 y 16 años, y también a "servir a los demás", primero como secretaria de la Agrupación de Personas Sordas de Zaragoza y Aragón, y desde 1987 como miembro del Cuerpo Nacional de Policía.

El Arzobispo de Zaragoza expresó que Rosa Crespo realizó el trabajo de escolta de una personalidad de la ONU en Haití, como ella misma había elegido, lo que le convirtió en una persona que decidió servir a los demás "más allá de su país", España, además de lo cual y durante su estancia en la capital de Haití, Puerto Príncipe, que debía concluir el próximo mes de febrero, organizó una Organización No Gubernamental (ONG) compuesta por guardias civiles y policías nacionales, al tiempo que impulsaba un proyecto de cooperación con personas sordas naturales de Haití.

En su homilía, monseñor Ureña aludió al paso de la subinspectora Crespo por la Jefatura Superior del CNP en La Rioja y, ya desde hace años, la de Aragón, donde desempeño funciones por las que fue condecorada en más de 30 ocasiones.

Crespo estaba destinada en el Servicio de Atención a la Mujer (SAM) y era una persona conocida y apreciada por todos, rememoró Ureña. Precisamente, ante el retablo mayor del Pilar, donde se ofició la misa funeral, se concentraron decenas de vecinos de Crespo, amigos de sus dos hijas, ciudadanos de la capital aragonesa y numerosos miembros del Cuerpo, entre ellos el sindicalista de la Confederación Española de Policía (CEP) César Lambea, miembros de los Ángeles Guardianes, así como guardias y oficiales de la Benemérita. También acudieron miembros de la comunidad sorda de Aragón, ya que los padres de Crespo fueron sordos y ella guardaba estrechos vínculos personales con este colectivo.
Monseñor Manuel Ureña mencionó la causa de la muerte de Rosa Crespo, como fue el terremoto de 7,3 grados en la escala Richter que se inició en el mar Caribe, a 15 kilómetros de la ciudad de Puerto Príncipe y que afectó a todo Haití y el Suroeste de la República Dominicana, que comparte isla con Haití. Manuel Ureña expresó que este terremoto causó miles de fallecidos y el grado de destrucción material fue equivalente al que hubiera causado la explosión de 200.000 kilogramos de dinamita.

DISTINTIVO

El cuerpo de Rosa Crespo llegó en avión a la Base que el Ejército del Aire tiene en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz, donde el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, le impuso, a título póstumo, el distintivo al Mérito Policial, puesto que falleció en acto de servicio.

Posteriormente, a las 16.00 horas se abrió la capilla ardiente en la sede de la Delegación del Gobierno en Aragón, junto a la Plaza del Pilar de Zaragoza, adonde acudieron el presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, la presidenta del PP-Aragón, Luisa Fernanda Rudi, consejeros del Ejecutivo autónomo, concejales del Ayuntamiento de Zaragoza, el jefe superior de Policía de Aragón, Rafael Arenas, y el Justicia de Aragón, Fernando García Vicente.

La entrada a la capilla ardiente estuvo vedada a los medios de comunicación por expreso deseo de la familia. Poco antes de las 18.00 horas, agentes uniformados del CNP y de la Guardia Civil con el traje de gala formaron una doble hilera para recibir el féretro a las puertas de la Basílica del Pilar, donde fue depositado por varios miembros de ambos Cuerpos, que trasladaron el ataúd sobre los hombros desde la Delegación del Gobierno en Aragón, a escasos metros.

El féretro fue acompañado por una pequeña comitiva civil, formada por autoridades como el consejero aragonés de Obras Públicas, Alfonso Vicente, el vicealcalde de Zaragoza, Fernando Gimeno, el fiscal superior de Aragón, José María Rivera, así como familiares, amigos y agentes del Cuerpo amigos de la fallecida.
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