domingo, 24 de enero de 2010

‘Discapacidad no es sinónimo de inactividad sexual’

InfoSord, 24/10/2010
Por Irene Rodríguez

Rosángela Berman Especialista en VIH-sida y discapacidad

Un accidente a sus 18 años la dejó sin poder caminar. Desde entonces, sus esfuerzos se centran en temas de discapacidad. Hoy busca crear conciencia sobreel sida en las personas con discapacidad,un aspecto que no se aborda en las políticas de salud del mundo.

La activista brasileña por los derechos sexuales de las personas con discapacidad, Rosángela Berman, vino al país para establecer convenios con ese sector de la población y las autoridades de salud, con el fin de crear campañas de información sexual y atención médica para esas personas.
La fundadora y directora del Instituto Interamericano sobre Discapacidad y Desarrollo Inclusivo conversó con La Nación acerca de sus proyectos.



¿Cuál es la situación de las personas con discapacidad con respecto a los derechos sexuales?

Son muy irrespetados. No existen campañas de prevención de enfermedades de transmisión sexual dirigidas expresamente a quienes sufren discapacidad. Desgraciadamente, todavía se piensa que las personas con discapacidad no son un grupo de riesgo de estas enfermedades porque no tienen relaciones sexuales.

“La discapacidad no es sinónimo de inactividad sexual. Las personas con discapacidad llevan una vida sexual tan activa como quienes no la tienen, y su riesgo es igual. Sin embargo, una persona ciega no tiene cómo saber la fecha de vencimiento de un preservativo porque no tiene relieve y no está escrita en braille, o una persona con sordera va a hacerse una prueba del sida y no hay personas que conozcan el lenguaje de señas que puedan ayudarle.

“Hace falta muchísimo trabajo. Son necesarias campañas de información y comunicación basadas en las diferentes discapacidades”.

¿Cómo es la incidencia de enfermedades de trasmisión sexual en personas con discapacidad?

Desgraciadamente, eso no lo sabemos, apenas estamos comenzando con los registros en diferentes países. Hay mucho subregistro de personas con discapacidad que padecen sida u otra enfermedad de este tipo, muchas de ellas ni siquiera saben que la tienen. Por otro lado, no hay mecanismos de registro que identifiquen cuáles enfermos tienen una discapacidad y cuáles no.

¿Hay algún tipo de población con discapacidad que esté en mayor riesgo de contraer una enfermedad de trasmisión sexual?

La población con discapacidad es muy vulnerable a estas enfermedades, especialmente quienes tienen discapacidad mental. Estas personas están muy expuestas a abusos y violencia sexual.

“Muchos se aprovechan de personas con retardo mental, síndrome de Down o con algún tipo de desequilibrio mental para abusar de ellas sexualmente. Esto las convierte en personas de alto riesgo”.

¿Cuál es el papel desempeñado por las autoridades mundiales de salud en este tema?

Hasta ahora están comenzando a despertar y a trabajar con nosotros en cómo educar para la sexualidad a personas con discapacidad. También hay otra situación con las personas que tienen sida. Muchas de ellas, debido a su enfermedad y a los medicamentos, desarrollan discapacidades que las van llevando poco a poco a una silla de ruedas o a tener vista más débil.

“Esta es otra razón por la que deben reforzarse los servicios de salud y las atenciones para la población con discapacidad”.

¿Cómo actúan las autoridades de salud costarricenses en el tema?

Costa Rica tiene una posición privilegiadísima en términos de salud sexual. Aquí hay mayor información y la atención médica es oportuna, pero todavía falta mucho en materia de discapacidad.

“Debe comenzarse por un sistema de monitoreo y evaluación de cuántas de las personas que tienen enfermedades de trasmisión sexual tienen algún tipo de discapacidad”.

¿Cuáles son los proyectos que tiene con Costa Rica?

Vine a reunirme con otras personas con discapacidad para escuchar sus ideas y con funcionarios del Ministerio de Salud para evaluar posibilidades de convenios para dar mejor información a las personas con discapacidad.

“De momento, planeamos abrir una unidad de salud sexual reproductiva para las mujeres con discapacidad en el Hospital de la Mujer. Esta es solo una idea, pero hay buen ambiente. Este tipo de iniciativas no debe estar en los centros de rehabilitación, sino en los hospitales nacionales, para que los médicos tomen mayor conciencia de lo necesario de educar en temas sexuales a la población con discapacidad.

“También desarrollaremos campañas de educación sexual dirigidas a cada tipo de discapacidad. Así, los ciegos, los sordos y las personas en silla de ruedas sentirán que les estamos hablando en su mismo idioma”.
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