lunes, 4 de enero de 2021

Seríamos más felices - Una mirada hacia la familia

 NOTICIAS DE COSTA RICA - OPINIÓN


«La amabilidad es el lenguaje que los sordos pueden oír y los ciegos ver». Inspiradora cita del escritor norteamericano Mark Twain.

Si practicar actos de amabilidad no supone mayor esfuerzo ¿por qué en ocasiones cuesta tanto adoptar actitudes benevolentes en favor de otros?

Una de las cualidades esenciales de todo ser humano es la de ser amable porque facilita la convivencia y la armonía a la hora de relacionarnos y de paso contribuye a la felicidad de otros con pequeños gestos que a la postre son los que marcan la diferencia. Cortesía, preocupación, comedimiento, bondad, calidez y sensibilidad, son apenas algunos de los atributos asociados a esta valiosa práctica.

En su libro El Poder Oculto de la Amabilidad, Lawrence Lovasik reafirma la importancia de promover cotidianamente tan importante destreza social a través de pequeños detalles. En tal sentido realiza la siguiente exhortación: «No debe pasar un solo día sin que encuentres una ocasión de ser amable» dado que «los gestos amables cuestan menos cuando más frecuentes son».

Ahora bien, valdría la pena considerar si dicha conducta prosocial se le atribuye a factores genéticos o su práctica se fomenta en el hogar. A este respecto un equipo de científicos ha revelado que las personas con ciertos rasgos genéticos están más predispuestos a transmitir actitudes afables. Con todo, existe un componente familiar que interviene de manera significativa en el desarrollo de tan valiosa habilidad. No en vano dicho escenario se constituye en el mayor contexto de influencia para el desarrollo de sus miembros y desde su labor formativa la fuerza del ejemplo es un claro referente, porque es allí, precisamente, donde se modelan e interiorizan los primeros aprendizajes.

Reivindiquemos tan eficaz atributo de las relaciones humanas. No permitamos que se constituya en un hábito en peligro de extinción, puesto que como lo expresara el crítico literario Henry James: «Hay tres cosas importantes en la vida: La primera, ser amable; la segunda, serlo siempre; y la tercera, nunca dejar de serlo».


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