jueves, 14 de enero de 2021

El Maldà estrena 'Boira a les orelles', un acercamiento a la sordera

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El Maldà estrena 'Boira a les orelles', un acercamiento a la sordera

La sordera es una discapacidad que poco conoce el público en general. De no tener a un pariente o amigo que conviva con ella, es difícil entender qué supone crecer en un mundo no pensado para quien es incapaz de escuchar el sonido; por eso es interesante descubrir 'Boira a les orelles', nueva propuesta de Els Pirates que acaba de estrenar El Maldà. 


En este montaje se habla con humor, música y teatro no solo de qué significa padecer sordera, también profundiza en el gran desconocimiento que existe en la sociedad de una manera fresca, didáctica y entretenida que toca la fibra.

El montaje protagonizado por Bernat Cot, Laura Pau y Lluna Pindado gira alrededor de una figura que los miembros de la compañía conocen bien: el escenógrafo Enric Romaní. Su historia inspira esta creación que ha transformado el escenario del Maldà en una caja blanca, con telas de ese color sobre las que proyectar imágenes. 

"Buscábamos un espacio lo más efímero y lo más neutro posible. Es la primera vez que el director, Adrià Aubert, me ha dado carta blanca para hacer lo que quisiera", explica el escenógrafo, a quien nacer con una sordera del 97% no le ha impidió desarrollarse, aunque cuando llegó a primero de Arquitectura, algo cambió.

Unos aparatos le permiten escuchar aunque prefiere mirar a su interlocutor para leer sus labios, algo imposible con las mascarillas.

Su problema pasó bastante desapercibido cuando era pequeño pero a los 5 años llegó el diagnóstico: sordera profunda. Tanto su hermana gemela, Anna, bailarina y coreógrafa, también miembro de Els Pirates, como su madre y las logopedas explican el proceso seguido desde entonces para aprender a comunicarse sin necesidad del lenguaje de signos utilizando audífonos.

Un caso especial

'Boira a les orelles' recoge muchas de las preguntas que nos hacemos acerca de los sordos pero también el trato que reciben. Cada caso es diferente. El de Romaní es bastante especial. Él, que estudió Arquitectura antes de descubrir su pasión por la escenografía, siempre llevó una vida como la de los demás.

Se contagió pronto del amor por la música de sus padres y aprendió a tocar el piano y a cantar. Aunque su voz, con muchos graves, suena diferente, no le preocupa demasiado el qué dirán. El carácter es algo fundamental a la hora de afrontar la vida como muy bien reflejan los especialistas que le acompañaron cuando era un crío.


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