lunes, 24 de octubre de 2011

El diputado que puso oídos a un sordo

INTERNACIONAL / POLÍTICA

Chile


En la actualidad Chile es parte de la Convención que reconoce a las personas discapacitadas en el mundo

El abuelo podía oír muy poquito. Era un viejito normal en todo, pero una enfermedad al oído interno le había hecho perder gran parte de la audición. En el valle todos lo conocían, la gente le mostraba mucho cariño, pero para ser honesto no lo consideraban en sus conversaciones, eso sí, a la gente le gustaba escuchar sus testimonios o cuentos.

En más de una ocasión casi fue atropellado. Así que la mayor parte de los que lo rodeaban, actuaban pensando en su limitación. Al abuelo no le gustaba mostrarse cómo una persona discapacitada, menos a su señora, así que un día su compañera decidió ir a conversar con un amigo que ahora era una autoridad de la república, luego de varias veces de intentar tener una audiencia, logró contactarse con él, aquella mujer a nombre –quizás- de muchos discapacitados auditivamente, le sugirió al flamante diputado que presentara un proyecto de ley donde dedicaran un día al año para las personas que no pueden escuchar, además que en aquel día, las personas de todo el país en un gesto solidario, deberían taparse los oídos para no escuchar absolutamente nada.

Luego de un gran debate en la Cámara de Honorables, la ley fue aprobada. Y así llegaba el gran día tan esperado por los sordos.

Las Municipalidades entregaron tapones para los oídos en medio de mucho entusiasmo. Durante todo el día se realizaron dinámicas, juegos y por supuesto, un almuerzo comunitario, todos trataban de disfrutar lo mejor posible dentro de las dificultades que significaba no poder escuchar, pero a medida que transcurrían las horas fueron apareciendo los ”problemitas” de tener está limitación.

Así llegaba la noche y en una reunión en el auditorio de la Municipalidad, la gente del pueblo mediante un aplauso premió a los discapacitados, porque ellos a través de esta experiencia, habían valorado lo que significaba desenvolverse dentro de esta sociedad tan discriminatoria.

El más feliz era el abuelo, porque ese día nadie se dio cuenta que era sordo y pudo realizar todas sus actividades normalmente, incluso se dio tiempo para ayudar a las personas que estaban realizando este ejercicio. Para aquel abuelo, dicha ley presentada por su amigo diputado, había servido para levantarle su autoestima personal y la de todos aquellos que por ciertas circunstancias de la vida o al nacer, perdieron la audición y el comienzo de un calvario que nadie quisiera llevar.

El día 25 de septiembre, es el Día para las personas sordas en Chile, en muchas ciudades del país se celebró este acontecimiento, recordando que Chile es parte de la Convención que reconoce a las personas discapacitadas en el mundo. La aplicación de los derechos específicos establecidos en la convención incluyen el derecho a vivir independientemente y ser incluido en la comunidad, a la movilidad de las personas, habilitación y rehabilitación, y a la participación en la vida política y pública, y la vida cultural, la recreación y el deporte (y Cultura Sorda).

Además, las partes en la convención deben crear conciencia de los derechos humanos de las personas con discapacidad, y garantizar el acceso a las carreteras, edificios, y la información. Los acuerdos, tratados, solo se concretan, cuando cada uno de nosotros, con discapacidades o no, tomamos conciencia del dolor que aflige a nuestros hermanos y lo hacemos nuestro, es la única forma de avanzar cuando hablamos de discriminación.

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