Santa Cruz de Tenerife,
Instalar un sistema de frecuencia modulada en el aula mejora significativamente la compresión del habla por parte de alumnos con deficiencia auditiva, según un estudio de investigadores canarios que reciben hoy en Madrid un premio de la Confederación Española de Familias de Personas Sordas.
Instalar un sistema de frecuencia modulada en el aula mejora significativamente la compresión del habla por parte de alumnos con deficiencia auditiva, según un estudio de investigadores canarios que reciben hoy en Madrid un premio de la Confederación Española de Familias de Personas Sordas.
La investigación se ha desarrollado durante cinco años con veinte alumnos de entre 8 y 16 años con discapacidad auditiva de Tenerife y Gran Canaria que estudian en centros preferentes, es decir, en cuyas aulas se integran escolares "normoyentes" y niños con sordera, indica Franz Zenker, de la Fundación Canaria Doctor Barajas para la prevención e investigación de la sordera.
Franz Zenker, autor junto a José Juan Barajas del estudio "Supresión de barreras de comunicación en las aulas escolares de Canarias", es psicólogo especialista en audición y lenguaje y explica que la investigación surgió por la inquietud de Ana Coello, coordinadora de necesidades educativas especiales de la Consejería de Educación, por saber si es adecuada la acústica de estos centros.
"Se trataba además de buscar una solución que le diese más autonomía al niño con un dispositivo que le permite superar esa barrera y estar integrado en el aula con los otros alumnos", señala el investigador, quien precisa que la acústica de las aulas escolares pueden suponer otro obstáculo para la integración.
Una acústica óptima para el alumnado "normoyente" puede ser insuficiente para los estudiantes con discapacidad auditiva y también para los profesores, pues tienden a hablar más alto de lo normal y les puede acarrear patologías de voz, y el ruido puede ser nocivo también en niños con dificultades como trastornos de atención e hiperactividad.
Por ello los investigadores analizaron la acústica de casi 30 aulas en diferentes colegios de Canarias que, en general, no sufren contaminación sonora del exterior -pues los centros no suelen estar situados próximos a autopistas y aeropuertos- pero sí del interior, ya que el ruido de los propios niños puede alcanzar niveles perjudiciales para el desarrollo de una clase normal.
Además los materiales de construcción de la aulas son muy reflectantes toda vez que se buscan aulas luminosas y con temperaturas frescas, lo que luego provoca que tengan mucha reverberación.En estas condiciones un alumno normoyente puede llegar a entender el 90 por ciento de lo que dice el profesor, pero este porcentaje es del 48 por ciento en un niño con implante coclear o audífono, que suple esta carencia "inventando las palabras y sacando el significado a base de un esfuerzo terrible".
Este porcentaje se determinó a partir de las medidas del ruido de fondo, reverberación y dimensiones del aula, y además se realizó una simulación por ordenador de la capacidad de reconocimiento del habla de los alumnos sin discapacidad y los que presentan deficiencia auditiva.
Los escolares participaron en pruebas de repetir listados de 25 palabras frecuentes y poco habituales, con ruido de fondo y sin él y con el sistema de frecuencia modulada conectado y luego inactivo.
El sistema consiste en una emisora de frecuencia modulada que utiliza el profesor con un receptor acoplado a la prótesis auditiva o implante coclear del alumno para que éste reciba una señal de audio codificada, de forma que no haya interferencias y además se cancela el ruido de fondo.
"Cuando alguien lleva un implante coclear o un audífono, si hay ruido de fondo, su capacidad de reconocimiento del habla cae de una forma brutal y puede pasar a no entender prácticamente nada", precisa Franz Zenker.
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