viernes, 24 de junio de 2011

Un final apoteósico

Por PINO ALBEROLA

Querían que la mascletà "se sintiera en el pecho" y vaya si lo consiguieron. La pirotécnica Fuegos Artificiales Hermanos Ferrández se metió al público en el bolsillo con un espectáculo que arrancó fuerte y que terminó de forma apoteósica con un final que parecía que nunca iba a terminar, para deleite de las miles de personas congregadas en Luceros. Dos minutos de doble terremoto aéreo y terrestre que arrancaron la ovación de la plaza y sacaron numerosos pañuelos blancos a los balcones.

El inicio de la mascletà se disparó de forma digital, acompañado de bocanadas de color con pito. La parte original vino de la mano del ritmo que marcaban, de lado a lado de la plaza, los petardos al estallar. El cuerpo central de la mascletà estuvo formado por carcasas de trueno y bocanadas de pito.

Durante los 6,48 minutos de duración, el espectáculo mantuvo un ritmo creciente, que no decayó en ningún momento. El final, fue sencillamente sorprendente. Un terremoto terrestre en dos fases seguido de un final digital de truenos y bocanadas, un bombardeo aéreo y dos redobles finales de carcasas. No en vano, la mascletà de ayer alcanzó el mayor pico de intensidad de las lanzadas desde el domingo, 129,4 decibelios con una intensidad media de 114, superior también a los 112 de media que se han registrado hasta ahora.

"Somos de Alicante y sabemos que a los alicantinos les va la caña, que la mascletà se les meta en el pecho, y eso es lo que hemos querido hacer", señalaba orgulloso tras el disparo Leo Ferrández. 

La exhibición de ayer estuvo dedicada a su padre, Antonio Ferrández de 84 años, quien quiso acompañar a sus hijos en la jornada de ayer pese a estar enfermo. El momento más emotivo se vivió cuando, al término de la mascletà, dos de ellos lo sacaron en silla de ruedas para que saludase a las autoridades. Ni Antonio ni sus hijos pudieron evitar las lágrimas.

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