Por Karin Kloosterman
La dura situación de las personas sordas de la Margen Occidental cayó en oídos sordos hasta que en mayo un proyecto humanitario conjunto estadounidense-israelí equipó a 1.000 árabes de la ciudad de Tulkarem de la Autoridad Palestina con aparatos para sordos.
Los aparatos fueron distribuidos en cooperación con el Centro Médico Sheba, la Fundación Starkey de EEUU y Médicos por los Derechos Humanos – Rama Israelí.
El aparato significa ganar todo un mundo para alguien como Riham Zuheir Kassem, una niña de cinco años que quedó sorda después de contraer meningitis viral cuando tenía siete meses. Su madre había tratado de obtener atención médica para la niña en Jerusalem, pero no contaba con los recursos necesarios. Ahora Riham podrá oír, asistir a la escuela y vivir plenamente su potencial personal.
Y la posibilidad de oír también mejorará la calidad de vida de palestinos de más edad, como Muhammad Arzali, un granjero de 50 años, quien perdía capacidad auditiva a medida que envejecía. Arzali no disponía del dinero necesario para comprar un aparato, de manera que se las arregló sin él… hasta ahora.
Aya Ayman Ahmad Daghmash, de diez años, y su hermana Youmna Ayman Daghmash, de nueve, fueron diagnosticadas con sordera a la edad de cinco años. Al no poder educarlas en la escuela local fueron enviadas a una escuela para pupilos lejos de casa. Para permitirles asistir a una escuela cercana a su casa las autoridades escolares pidieron a los padres que las equiparan con aparatos para sordos, pero la familia no tenía los medios para comprarlos. “Debo admitir que casi lloré al verlas recibir los aparatos. Para nosotros esto es un regalo del cielo. Damos las gracias a todos quienes hicieron posible que este sueño se hiciera realidad”, dijo su padre.
Trabajando en secreto debido a consideraciones de seguridad en la Autoridad Palestina, donde puede ser peligroso y hasta mortal para los israelíes que viajen allí, el equipo de 20 médicos israelíes, con representantes de la Fundación Starkey, viajaron a Tulkarm en abril para evaluar la situación. Regresaron un mes después para distribuir los aparatos, responder preguntas y entrenar a los usuarios.
“Es una población con gran necesidad de estos aparatos, y no tienen los recursos para comprarlos”, dijo a ISRAEL21c el Dr. Raphi Walden, organizador del proyecto.
Los miembros de la delegación se sintieron seguros con una escolta de fuerzas de elite palestinas, y recibieron una respuesta extremadamente positiva de parte de la comunidad local, agrega Walden, cirujano vascular, yerno del Presidente de Israel Shimon Peres y Sub-Director del Centro Médico Sheba y dirigente de Médicos por los Derechos Humanos. “Al carecer de servicios médicos no tienen los recursos para comprar estos equipos, que acuestan unos 1.000 dólares cada uno”.
Walden estima que los usuarios de los nuevos aparatos, cuyas edades van desde los cuatro hasta los 75 años, pueden experimentar un giro de implicaciones profundas en sus vidas gracias a que ahora pueden oír.
Deficiencias auditivas de origen genético
Los problemas auditivos son muy comunes entre la población árabe palestina, dice Walden. Ello es resultado de “depresión por endogamia”, término científico de los efectos genéticos de los matrimonios consanguíneos, que es un fenómeno común, y a veces fomentado, en la cultura árabe, donde esposo y esposa a menudo son primos. En algunos casos todos los hijos de una familia son clínicamente sordos.
La sordera convierte a los niños prácticamente en parias, ya que no pueden hacer amigos, ir a la escuela y, cuando llega el momento, conseguir un trabajo decente. En muchos casos el problema se soluciona con un dispositivo sencillo, pero el precio de 1.000 dólares es prácticamente el ingreso mensual de una familia tipo de la Margen Occidental.
Así que los Amigos Americanos del Centro Médico Sheba apelaron a la Fundación Starkey para que donara aparatos para sordos (junto con un año de suministro de baterías para los mismos) a los palestinos. Los Médicos por los Derechos Humanos ubicaron a personas que los necesitaban, y los israelíes los colocaron y entrenaron a los usuarios, y en el futuro supervisarán el mantenimiento de los aparatos.
La Fundación Starkey dona 100.000 aparatos para sordos en todo el mundo cada año, algo que hasta ahora mejoró la capacidad auditiva de medio millón de personas. Bill Austin, director de Starkey, fue a Tulkarm para presenciar la implementación de la donación que hizo su organización.
“La Misión de Paz Israel-Palestina de la Fundación Starkey es un esfuerzo humanitario diferente a cualquier otra misión que hemos emprendido en el mundo”, dijo Austin. “Es nuestro deseo ayudar a disfrutar del don del oído a las personas que lo necesiten, por lo que agradecemos a israelíes y palestinos por darnos la oportunidad de lograr un cambio en la calidad de vida de cada una de las personas que recibieron los aparatos. Es nuestra esperanza que este trabajo haga posible una mayor comprensión mutua”.
Este pequeño acto de bondad de estadounidenses e israelíes hacia quien se percibe como enemigo es simplemente otro de decenas de proyectos humanitarios que los israelíes ayudan a coordinar.
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