El Museo Sefardí de Toledo es desde ayer, gracias a una iniciativa promovida por el Ministerio de Cultura e impulsada por la Fundación Orange y la ONCE, el primer museo estatal accesible a personas con discapacidad visual y auditiva.
Fue la ministra del ramo, Ángeles González-Sinde, la que acompañada del presidente regional en funciones, José María Barreda, y el alcalde de la ciudad, Emiliano García-Page, entre otros, inauguró este nuevo recorrido.
Este proyecto de adaptación, que de manera progresiva el Ministerio adaptará a otros centros museísticos, consiste en un recorrido táctil dirigido especialmente a las personas con escasa visión y sistemas tecnológicos, de los que se benefician personas con discapacidad auditiva.
Para la elaboración de este recorrido se han instalado varias estaciones táctiles que exponen fondos seleccionados de la colección estable del museo. Un total de 19 piezas, entre las que destacan un sillón de circuncisión conocido como Sillón de Elías y la maqueta que reproduce el muro del Hejal de la Sinagoga. Una serie de materiales de apoyo completan el conjunto expositivo, entre ellos un plano general de las salas del museo ubicado al inicio del recorrido, bandas texturizadas ante cada estación táctil; carteles con gráfica y textual en braille y macrocaracteres pensados para personas con poca visión.
También se han desarrollado nuevos contenidos en las audioguías descriptivas, supervisadas por la ONCE, y lupas de aumento para aquellas personas que tengan mermada su capacidad visual. En el caso de las personas que tengan problemas para oír, el museo dispone de bucles magnéticos fijos en la taquilla del museo y audoguías con conexión a lazos personales de inducción magnética, así como amplificadores de sonido.
González-Sinde recordó que la sinagoga de Samuel Levi, sede del museo, alberga la memoria de los sefardíes, «expulsados del país hace más de cinco siglos» y un pueblo que «ha sufrido como ningún otro la exclusión. Por esos estamos contentos de poder hablar hoy aquí de acogida, y no de rechazo».
La ministra precisó que la accesibilidad no es un regalo, sino un derecho, y que por ello «debemos derribar barreras arquitectónicas y culturales». La ministra añadió que es prioritario adaptar lugares públicos destinados a la difusión de la cultura, «porque para integrar al discapacitado hay que adaptar la sociedad a los discapacitados».
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