Un daliense de 27 años es el encargado en El Ejido de transmitir toda la fuerza de este arte a través de sus manos y gestos a los sordos · Ha trabajado con la cantaora Ángela Cuenca y grupos como Ashira
El flamenco es un género musical que no entiende de etnias, religiones y ni siquiera de si puede o no ser escuchado, al menos gracias a espectáculos como los que ha venido realizando Francisco, aunque prefiere que le llamen Curro, García.
Un joven de 27 años, natural de Dalías aunque trabaja a diario en El Ejido, con la pasión por bandera y la solidaridad como premisa indiscutible en su día a día. Hace casi un lustro, y tras haberse formado como Trabajador Social, Curro regresa a Granada dispuesto a estudiar Antropología, donde, por suerte, tal y como piensa ahora, no le admitieron. Siempre le había "llamado la atención" la interpretación de la lengua de signos, pero nunca se le había presentado la oportunidad de realizarlo.
"Un día, estando ya en Granada me encontré con unos jóvenes y me sentí tan impotente al no poder hablar con ellos porque eran sordos que decidí hacer un curso de FPO de Interpretación de la lengua de signos", ha indicado. Para finalizar este ciclo y obtener el título era requisito imprescindible aprobar una práctica que consistía en interpretar una canción.
Curro afirma que desde el primer instante tuvo claro que sólo a través del flamenco podría expresar lo máximo. Ángela Cuenca, artista ejidense, y él son muy amigos así que "yo le pedí que me ayudara e interpretara la canción Cuento para mi niño de Lole y Manuel. Ella canta de lujo y le pedí que la interpretase un poco más rápido de lo habitual, sin parones de guitarra para que yo pudiese expresarme sin descansos con las manos", ha asegurado.
Afirma que para él la experiencia fue maravillosa "y nos encantó porque fue una conexión muy bonita. Yo conozco muy bien su voz y con esa interpretación lo que intentamos fue expresar lo que ella expresaría con su cuerpo. Qué quiere decir esa historia cantada en flamenco, esa melodía. Cómo se puede expresar con el cuerpo y con las manos lo que ella cantaba. Nos fusionamos. Yo era la voz de Ángela", ha asegurado. Los docentes del ciclo formativo eran todos sordos y "fue muy sorprendente para mí su reacción cuando visionaron la práctica porque no sólo entendieron sino que incluso uno de ellos se echó a llorar de la emoción. Para mí fue muy gratificante. Eso era lo que yo buscaba. Que consiguieran entender el flamenco al que hasta entonces no habían tenido acceso", apostilla.
A posteriori, Ángela Cuenca estaba finalizando su licenciatura en Bellas Artes y "me pidió que la ayudase. Ella adaptó La baladilla de los tres ríos de Federico García Lorca al flamenco. Es como si fuese una foto en movimiento. Ángela aparece de lado y me canta al oído y soy yo quien expresa a través de mi cara y mis manos. El proyecto fue increíble y a partir de ahí lo hemos llevado a muchos rincones", ha asegurado. De hecho, Ángela Cuenca ha trasladado la interpretación de esta pieza musical con lengua de signos allí por donde ha pasado su exposición.
Un dvd alabado donde se ha visionado y que "de forma indirecta me ha permitido ser premiado por mi trabajo porque aunque recaía en ella, yo formaba parte fundamental de ese proyecto y para mí es un orgullo" ha señalado.
Tras sus inicios con Ángela Cuenca, Curro ha actuado con grupos locales como Ashira, que ya se ha disuelto. "Ellos me pidieron que para uno de sus conciertos fusionáramos su música con la lengua de signos, y no me lo pensé dos veces. Este espectáculo fue un éxito", asegura.
Asimismo, el pasado año, Curro vivió durante unos meses en Las Palmas y allí "nos unimos ocho personas y creamos un espectáculo de flamenco en el que inte0rpretaba en lengua de signos", afirma.
Esta iniciativa que Curro ponía en marcha es pionera, al menos en la forma. "Sólo hay una chica, la bailaora y cantaora en lengua de signos María Ángeles Narváez, 'La niña de los cupones', que realiza esto, pero es diferente. Ella baila flamenco y se deja llevar por las vibraciones del tablao y con sus manos introduce en ocasiones signos", ha afirmado Curro quien no ha dudado en reseñar que se trata de un espectáculo magnífico digno de disfrutar.
Curro asegura que le encantaría poder dedicarse a esto plenamente, pero que hasta la fecha no ha tenido la oportunidad. "Es algo que está aparcado, pero no olvidado. Soy consciente de que si no tienes "padrino" no se consiguen muchas cosas, pero seguiré luchando", afirma.
En noviembre de 2010 la UNESCO declaró al flamenco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
"En aquel momento emitían un programa en Canal Sur que versaba sobre las diferentes fusiones del flamenco. Y nosotros enviamos nuestro dvd en múltiples ocasiones, y pese a ser algo novedoso no hemos obtenido respuesta alguna", ha señalado.
Las diferencias físicas son una constante división que los seres humanos marcamos cada día. Esta pasión que Curro traslada a través de la lengua de signos, junto con la letra del cantaor, despiertan en el público una especial unión entre personas sordas y no sordas con un único sentido: el arte de la expresión sobre todos los sentidos.
Él afirma que la lengua de signos debería estar más extendida y formar parte de nuestra formación educativa. "Es una lengua más de cuantas hay en nuestro país. En cada comunidad es diferente porque los signos son culturales", añade, y su interpretación depende precisamente de esa cultura.
Curro seguirá aportando su granito de arena a través de su sensibilidad en la que combina en su actuación artística tanto sus gestos como sus manos para unirlos en un sentimiento.
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