miércoles, 15 de enero de 2014

Veo una voz: Viaje al mundo de los sordos

“Estoy aprendiendo a hablar por señas, es mi nuevo proyecto”, dijo mi mejor amiga. No me sorprendí, la verdad. Será porque hasta que no puede sacar un acento en particular (el chileno, el español, el colombiano de Medellín) no se detiene, practicando en soledad para, llegado el momento, sorprendernos a todos. Su interés por el lenguaje de señas comenzó con un programa de televisión protagonizados por sordos. Intrigada por todo lo que me comentaba mi amiga, sentí que debía leer Veo una voz: Viaje al mundo de los sordos de Oliver Sacks.

Los sordos puede que sean una minoría. Pero la sociedad los hace a un lado por una única razón: la dificultad para comunicarse. En este libro, Sacks repasa la historia que han debido de llevar adelante los sordos para no sentirse alienados por un sistema que funciona en base a la comunicación oral y que da por seguro cosas que no parecen tan básicas.

La investigación de las conclusiones que llegan los diferentes médicos, la evolución de pacientes prelingüísticos y los poslingüísticos, el desarrollo de un lenguaje que utiliza las manos, desarrollado en diferentes lugares, la evolución de una comunidad en Martha’s Vineyard donde la sordera se hereda, todo ello repasa Sacks .

Interesante desde los hechos (la toma de un campus en una universidad para sordos por querer designar a un decano no sordo) y desde las revelaciones (los mudos no existen, el sordo encuentra muy difícil hablar porque no oye su propia voz), al lector se le abre un mundo al que no presta atención más allá del encuentro casual en la calle con alguien que mueve sus manos para transmitir un lenguaje.

Sacks es un neurólogo que ha escrito muchos libros relatando experiencias con sus pacientes y revelándonos lo fascinante del funcionamiento del cerebro. Cómo ya había logrado brindarme una gran lectura con El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, tenía la garantía que el tema sería abordado exactamente cómo debe serlo.

Este médico baja la complejidad de la medicina a un vocabulario que facilita la comprensión del tema. Lo hace con respeto, con admiración hacía sus pacientes y hasta se percibe la humildad en su sorpresa al descubrir que estaba equivocado cuando la evolución es diferente a lo que él sostenía en un principio. Si había alguien que podía escribir sobre el mundo de los sordos de una manera respetuosa y prolija, ese es Oliver Sacks.

La edición en español contiene un prólogo muy interesante acerca de la situación educativa de los sordos en España, yendo más allá y contándonos todo lo que falta por hacer para tener igualdad de condiciones.

Cuando lo terminé,  recomendé Veo una voz: Viaje al mundo de los sordos a mi amiga. Era lo menos que podía hacer, su proyecto y sus conocimientos habían despertado mi interés y descubrir que para algunos, las cosas más básicas pueden resultar las más complejas.

Rosario Arán (rosearan@librosyliteratura.es)

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