martes, 25 de noviembre de 2014

Solo hay 3 intérpretes públicos para 3.000 personas sordas en la capital

La comunidad sorda denuncia que se eliminó hace tres años la asistencia de 24 horas en los hospitales o juzgados y que deben depender de familiares para cualquier trámite.

Acudir de urgencia a un hospital, ir al médico de cabecera, denunciar algo en el juzgado, hacer una gestión en el banco, resolver cualquier trámite burocrático o, simplemente, estudiar suele ser algo engorroso. Si, además, es sordo y se tiene que comunicar mediante la lengua de signos, la tarea es directamente titánica ya que, pese a ser reconocida como una lengua oficial más en el estado español, son muy pocas las personas que la saben utilizar y menos los recursos públicos.

La ley exige la presencia obligatoria de traductores de lengua de signos en el ámbito sanitario, educativo, judicial o administrativo o, en su defecto, que haya material visual para que la comunidad sorda no tenga que depender de un familiar o amigo a la hora de hacer cualquier gestión y pueda hacer una vida más independiente, pero una cosa es lo que dice la ley y otra la realidad. La Sociedad Federada de Personas Sordas de Málaga (SFSM) denuncia que solo hay tres intérpretes públicos de lengua de signos -dos de la Junta de Andalucía y uno del Ayuntamiento de Málaga- para atender la demanda de 3.000 personas sordas en la capital y reclama que, como exige la ley, haya más personal. "Si vas a un hospital hay un servicio de traducción de idiomas para extranjeros pero para lengua de signos no. Yo también pago mis impuestos y no tengo un intérprete ni para hablar con el médico", asegura Daniel Aguilar, presidente de esta asociación.

El representante de este colectivo en Málaga afirma además que hace tres años se eliminó un servicio de intérprete de 24 horas en el hospital o el juzgado y no tienen noticia alguna de que se vaya a recuperar.

La falta de recursos, explican, está disminuyendo las posibilidades de prosperar de estas personas tanto en el colegio como, posteriormente, en el mercado laboral. En el ámbito educativo, Aguilar subraya que la ley exige la inclusión de profesores que dominen la lengua de signos "pero no los hay". El presidente de SFSM relata que en Málaga capital solo hay tres colegios de primaria bilingües con lengua de signos, mientras que en los institutos hay intérpretes durante algunas horas al día pero no para toda la jornada. "El sistema educativo se ha basado siempre en leer en los labios, sin tener en cuenta el grado. Eso hace que muchas personas aprendan de forma más lenta, se aburran y acaben abandonando los estudios", precisa Aguilar, quien hace hincapié en que "esas limitaciones llevan a que solo algunos se aventuren a estudiar una carrera universitaria".

Un nivel de estudios bajo o medio no ayuda a la inserción laboral. "Estamos en desventaja y es una discriminación", reitera el presidente de este colectivo, quien indica que en las empresas "tampoco se fían de las capacidades que pueda tener una persona sorda porque nos ven como personas diferentes y es necesaria una campaña para hacer ver que una persona sorda se puede comunicar perfectamente leyendo los labios". El problema es que la persona que no tenga problemas auditivos entienda qué demanda la sorda al desconocer la lengua de signos.

Los avances tecnológicos han dado un respiro a este colectivo, que usa, por ejemplo, de forma habitual el Whatsapp para transmitir mensajes, ver fotografías o vídeos. Los subtítulos en las películas o programas de televisión también han colaborado de forma activa. Pero eso no impide que esta comunidad se siga sintiendo apartada del resto.


"Las personas sordas nos vemos invisibles. La sociedad no nos margina pero nos sentimos inseguros porque la gente no está acostumbrada", apunta Aguilar. En esta federación se dan cursos de lengua de signos, pero resulta obvio que en la sociedad en general no existe la misma preocupación por aprender lengua de signos que inglés o alemán.

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