jueves, 1 de diciembre de 2011

Actores discapacitados: 28 jóvenes brillaron sobre las tablas en Godoy Cruz


CULTURA

Son alumnos de la escuela Artesanos Mendocinos y tienen entre 16 y 23 años. Sus discapacidades abarcan: parálisis cerebral, retraso mental moderado, sordomudez y problemas motores.

Las dos parejas protagonistas de la historia, que finalmente logran estar juntas, bailan una zamba para celebrar su amor. Tres de los personajes lo hacen sobre sus sillas de ruedas, con la ayuda de sus compañeros. En todos ellos las sonrisas copan el escenario.

Esta escena aparece al final de la función y logra conmover a los presentes. Las lágrimas en los rostros de padres, docentes y familiares manifiestan la emoción que se vive en el Club Olimpia, ubicado en Godoy Cruz. La presentación de la obra de teatro "Una Gauchada", organizada por la escuela de formación integral especial Artesanos Mendocinos.

Las palabras de Alejandra Agüero, directora de la institución, parecen revelar lo que sienten todos: "Estar en una silla de ruedas o la dificultad al hablar no puede impedirnos hacer lo que queremos". Estos alumnos decidieron tomar el rol de actores, en una propuesta que narra dos historias de amor que tienen como marco el campo argentino.

Los actores tienen entre 16 y 23 años y presentan distintos tipos de discapacidades, como: retraso mental moderado, parálisis cerebral, sordomudez y problemas motores. Son 28 jóvenes artistas.

Más de cien personas se dieron cita para ver el resultado de todo el trabajo que realizan los chicos en el taller Expresivo y Terapéutico, a cargo del licenciado en Arte Dramático Víctor Agüero: "Para mí es como prestar un servicio y los chicos lo disfrutan porque entretienen al público". El actor recientemente fue distinguido por Unicef por este trabajo actoral.

Una de las mamás, Luisa Olga Páez, demuestra su alegría al decir: "Me siento muy emocionada, lo vi a Franco muy profesional y contento". Los padres disfrutaron de la obra en el marco del Día Nacional del Teatro, que se celebró este miércoles.

La obra
Los actores saben muy bien sus líneas, pero también deben improvisar. Y todo esto es resuelto por ellos con gran naturalidad y un toque de picardía.

Sin lugar a dudas se divierten, trasladando esa sensación a los espectadores, que no paran de reír. La emoción está a flor de piel desde la primera escena hasta la última.

Algunos de los gauchos están en sus sillas de ruedas. Con la ayuda de de varias cabezas de caballo hechas son cartón, se simula que se encuentran sobre uno de estos animales.

Victoria Oyarce, actriz, asegura que "disfruto mucho cuando hago esto". Ella es en la obra la mamá que busca que su hija se case con un supuesto hombre de dinero que le hace lindos regalos.

LA IMPORTANCIA DE PODER EXPRESARSE
Muchos de estos estudiantes rompen con barreras físicas y mentales, divirtiéndose. Además, encuentran en este espacio "un lugar donde reciben reconocimiento social", asegura Alicia Guevara, responsable de Trabajo Social en el establecimiento.

Daiana Andrea Vega es estudiante de la escuela y reconoce que "al principio no quería saber nada, pero después empecé a tener más confianza y ahora me encanta hacer teatro".

Y la pasión de los chicos por las tablas queda clara, ya que la obra se armó en 3 semanas. "Esto se pudo hacer gracias al entrenamiento que tiene los estudiantes", asegura Víctor.

Para Gabriel Dávila, alumno del establecimiento, la experiencia ha sido algo "muy bonito, yo me divierto mucho. Ya hemos actuado en el Quintanilla, el Plaza y el Independencia".

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