domingo, 27 de enero de 2019

Personas sordas en Cuba con más “Cultura entre las manos”

NOTICIAS DE CUBA - ASOCIACIONES

Existe un grupo minoritario -lingüísticamente- que tiene necesidad de expandir sus horizontes culturales.


Gracias a un proyecto nacido desde hace más de 10 años en La Habana Vieja, las personas sordas tienen la oportunidad de ampliar sus conocimientos y, a la vez, disfrutar de los valores patrimoniales del centro histórico de la capital.

Cultura entre las manos surgió ante una urgencia real: visibilizar a esa comunidad que pasa desapercibida en no pocos espacios de la sociedad cubana. 

De ahí que ello sea uno de los objetivos primordiales de este proyecto intercultural guiado por la emisora Habana Radio, cuyo perfil promueve y difunde la historia y el patrimonio cubano, con el fin de aunar voluntades para su protección y preservación.

Se trata, en sí, de una alternativa de comunicación que saca a la emisora de su espacio físico para el encuentro con este grupo imposibilitado de acceder a la radio, enuncia Yalena Gispert, coordinadora del proyecto cuyo eslogan es más que real: Ser sordos no los hace diferentes.

Orígenes y pilares de una noble idea

A partir de la idea de que la comunidad de sordos de La Habana se integrara a la rica e intensa vida cultural de la ciudad, se concreta en 2007 Cultura entre las manos, en el seno de Habana Radio, cuyos locutores fueron los primeros en sumarse para compartir sus saberes.

Germina entonces el proyecto luego de un diálogo con la Asociación Nacional de Sordos de Cuba (ANSOC) y la Universidad de La Habana, en el cual se propuso invitar a “aquellos que hablan otra lengua” a los recorridos organizados en el centro histórico por el programa Rutas y Andares.

Entre las pruebas experimentales comenzamos con un recorrido de ciudad. En un primer acercamiento percibimos que los guías debían prepararse mejor, porque no se trataba solo de realizar ´la interpretación´, sino contar con instrucción suficiente y conocer nuevos términos específicos que si se obviaban era información que dejaba de brindarse”.

De acuerdo con Gispert, resultaba necesario, además, crear una metodología de trabajo para realizar los recorridos, y en ella iba incluida la autopreparación de los guías.

“Entre lo que teníamos para ofrecer y las demandas de esa comunidad pensamos en cinco acciones que hasta el momento no han cambiado, sino que se han consolidado”.


Comienzan entonces los cursos de Lengua de Señas, impartidos por un instructor sordo (usuario natural de la lengua) y una persona oyente -lingüista o especialista en el ´idioma´-, y muy aceptados por museólogos, bibliotecarios, y quienes interactúan con el público en instalaciones del centro histórico.




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