jueves, 9 de octubre de 2014

Acercando la cultura y la interpretación al público sordo

CULTURA

María Lebrato es una joven de 33 años que empezó a hacer teatro durante su adolescencia. Siempre lo entendió como una forma de salir de su propia realidad, un modo de expresarse y contar más allá de lo que era su vida.

Pero María no siempre lo tuvo tan claro.

Tras unos años cursando estudios de química y desempeñarse profesionalmente en este ámbito, descubre que quiere dedicarse de forma profesional al teatro y lo deja todo por perseguir su sueño: «Llegó un momento en el que aposté por seguir creciendo en el mundo del teatro y creé junto a una compañera una escuela teatral en Sevilla».

Durante su tiempo en la escuela de teatro, María aprovecha para formarse en arteterapia y asentar todos los conocimientos relacionados con el teatro y la interpretación.

Este periodo acabaría tres años después, cuando decide separarse de su compañera y crea su propia empresa teatral: Dinamo de creación. Una agrupación cultural creada con el ánimo de fusionar la interpretación, la arteterapia y el teatro como medio de comunicación y expresión a través de obras teatrales.

Hasta ese momento la empresa teatral no tenía ninguna relación con el colectivo de sordos.

María siempre tuvo claro que quería reflejar una realidad social que animara a la reflexión, pero no tenía clara la forma de hacerlo.

Tras el estreno de Tres sillas de enea, la primera de sus obras, a María le ofrecen la oportunidad de realizar una de las funciones de ésta junto a una intérprete de lengua de signos. «Me parecía muy interesante que mi obra llegara a más personas y que además lo hiciera hasta el colectivo de sordos, que están totalmente limitados dentro de la cultura», explica la joven.

La intérprete Isabel Reyes y ella prepararon la obra en lengua de signos e hicieron una función con la inclusión de ésta en la compañía. «Me quedé prendada y tuve claro que la quería en todas mis obras de teatro», relata.

Desde entonces Isabel forma parte de la compañía que estaba compuesta hasta ese momento por cuatro actrices además de María Lebrato como creadora y directora del grupo teatral.

Explica que la intérprete es una más de la compañía y tiene su espacio en el escenario, así como su vestuario y objetos si éstos son necesarios a la hora de representar la obra.

A raíz de la incorporación de la intérprete en el grupo de teatro, cada vez han ido sumando más público sordo entre sus espectadores: alrededor del 8% de los espectadores de sus obras son sordos.

La pieza Tres sillas de enea, además de ser una obra social con temas profundos como la situación de la mujer y la violencia de género, abre la función y el teatro en sí a las personas sordas. «Nunca me planteé hacer teatro de inclusión con personas sordas, fue algo que me llegó, lo considero totalmente un regalo», declara la creadora teatral.

Para María el teatro de inclusión es la oportunidad que todos tenemos de ver representaciones de obras y ser conscientes de que los sordos, a pesar de ser una minoría, merecen ser incluidos de forma plena. Es decir, «que ese teatro no sea una simple traducción, sino que exista un teatro para personas sordas donde los actores también interpretan en lengua de signos y eso no suponga un problema para las personas no sordas».

Dinamo de creación ayuda a la sociedad acercando la cultura a un colectivo que en cierto modo se encuentra fuera de la cultura.

Y no sólo límites para acceder a la cultura, sino los obstáculos que estas personas encuentran en su vida diaria. Para María, es una manera de poner al alcance de las personas sordas a los intérpretes sin necesidad de que ellos tengan que llevar a quien les traduzca.

«Cuando hacemos teatro siempre tenemos claro que la parte más importante es el público, hay que eliminar esa cuarta pared y que se descorra realmente el telón para que los espectadores formen parte de la obra, ya que sin ellos no podemos hacer teatro. Quiero que las personas sordas vean teatro, entiendan mi obra y sientan que también les contamos esa historia a ellos sin necesidad de que alguien les cuente qué está pasando», subraya la joven.

Además, en Dinamo de Creación también se dan clases de teatro, apostando desde ellas por la inclusión. En sus talleres pueden participar de forma activa personas sordas y oyentes por igual, de esta manera aprenden a hacer teatro conjuntamente y pueden aprender unos de otros sin que la lengua de signos sea un impedimento o sea antiestética.

Tres sillas de enea ha sido su primera obra y cuenta con un premio andaluz en el certamen de Teatro y Mujer de Utrera a la Mejor Puesta en Escena, actualmente la obra está seleccionada para un certamen nacional de teatro que tendrá lugar en Álava en noviembre.

Además, el pasado viernes, durante La Noche en Blanco, estrenaron un microteatro de humor absurdo, llamado Para una Ocasión Especial, donde, partiendo del humor, abordan temas sociales de actualidad. En noviembre tienen previsto el estreno de otra obra Callar para que no exista, y en marzo, Adiós.

En un futuro, le gustaría que su compañía estuviera formada por personas sordas y oyentes: «Queremos que sea más inclusivo, que tengamos actores sordos y entre ambos podamos hacer una misma obra creando historias comunes que son producto de la fusión de la cultura de los oyentes y de las personas sordas», concluye.

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