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Cristian Brusa es profesor en un colegio especial de Beccar. La hipoacusia no impide el desarrollo profesional, dice.
Un nuevo año lectivo arrancó en la Provincia de Buenos Aires. Los alumnos de la Escuela de Rehabilitación Integral de Perturbaciones del Lenguaje y la Audición (ERIPLA), de Beccar, retornaron a las clases este lunes.
Los docentes ya hace bastante que volvieron de las vacaciones, pero para ellos el lunes también fue “el primer día”, el que se vive con entusiasmo y expectativas. Y en el caso de Cristian Brusa (28), posiblemente mucho más que para el resto. Cristian es profesor de la ERIPLA y es sordo.
Para él, uno de los objetivos es demostrarles a sus alumnos que no existen barreras a la hora de imponerse y cumplir metas.
Mientras los pequeños estudiantes acomodan sus útiles sobre los bancos, al profe le resulta inevitable rememorar los tiempos en que él era uno de ellos.
“Mi sordera es congénita, por lo que hice el jardín de infantes, la primaria y la secundaria en una escuela pública con integración”, recuerda.
Y explica: “Me ayudó mucho el CEMIRI (Centro Municipal Interdisciplinario de Recuperación Infantil), una institución dedicada a trabajar con niños con hipoacusia de la ciudad cordobesa de San Francisco, donde nací”.
Al cumplir 18 años, Cristian no dudó respecto de su vocación, y emprendió el viaje a Buenos Aires para estudiar en el Instituto Superior de Profesorado en Educación Especial (IPSEE), donde más tarde se recibiría como maestro de grado.
“Apenas empecé mi carrera, conocí a muchos intérpretes de lengua de señas argentina. Me brindaron toda la información que yo necesitaba para formarme como profesor”, comenta el vecino, que en la escuela de Beccar se encarga de dar clases de Prácticas del lenguaje.
Poco a poco se fue acercando a su principal objetivo: involucrarse en la educación de niños con hipoacusia.
“Cuando yo iba a la escuela, recibí mucha ayuda que ahora quiero devolver a todos los chicos sordos que sé que la pueden necesitar”, asegura.
Y añade: “Considero que está bueno que tengan un profesor como yo porque se sienten mucho más identificados para su formación”.
Es que inevitablemente sus alumnos lo toman como un referente: “Desde el minuto cero me pareció importante dedicarme a esto porque la comunidad sorda es muy chiquita, y Historias . Comienzo de clases los alumnos necesitan aprender y copiar sobre la identidad y cultura que el mundo de la hipoacusia tiene”.
Sus primeros pasos como docente de la ERIPLA los dio en 2018. “Cristian comenzó haciendo una suplencia, pero finalmente se terminó quedando en el colegio. Hoy es profesor titular”, explica Silvina Gómez, la directora de la escuela.
Y resume el sentimiento de la institución y las familias hacia él: “Es una excelente persona y profesional. Estamos muy contentos de tenerlo en nuestra escuela porque se ganó el corazón de todos”.
Desde entonces, sus días transcurren en San Isidro, de donde ya se siente parte. “Mi prioridad es que mis alumnos de Beccar tengan una buena educación, que sean estudiosos y logren sus metas”, afirma, orgulloso de sus estudiantes.
E insiste: “Lo más importante de todo esto es que ellos vean que no hay barreras y que entiendan que pueden seguir estudiando lo que quieran. E incluso, claro, que pueden ser profesores de chicos sordos”.
Para esto, en cada una de sus clases busca transmitirles confianza y entusiasmo a sus alumnos. Y la directora confirma que lo logra.
“Es muy importante para los niños sordos tener un referente con hipoacusia, porque se dan cuenta de que es posible estudiar una carrera, conseguir un trabajo y tener una vida autónoma”.
Con sus objetivos claros, Brusa inicia otro año en las aulas repletas de niños. “Recibo este nuevo ciclo lectivo con muchas expectativas y proyectos, pero sobre todo con muchas ganas de demostrar que no hay pared que impida el desarrollo profesional en la hipoacusia", concluye.
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