domingo, 9 de enero de 2022

Joyce

 Joyce

Desde 'Wild Wild Country' y 'Abducted in plain sight' no había visto una cosa más loca. Y sin previo aviso, lo que también me había pasado con esos dos documentales.

Es verdad que 'Tabloid' (Filmin) es un documental de 2010, pero como si fuera nuevo. Supongo que me siento como cuando Pablo Iglesias descubrió 'El cazador' (aunque él lo llamaba 'The Deer Hunter').

Lo que Errol Morris, el director multipremiado y oscarizado, hace con la delirante historia de Joyce McKinney es tronchante.

Una ex Miss Wyoming que en 1977 secuestró en Inglaterra a un misionero mormón del que estaba enamorada, lo ató a una cama y lo hizo su esclavo sexual. 

Ella dice que intentaba rescatarlo de una secta, que fue voluntario y que en el juicio se vio obligado a declarar otras cosas por miedo. Luego McKinney se escapó de Gran Bretaña falsificando un pasaporte con unos sordomudos. Y ella contando que se había puesto un cartel en el pecho: «Soy sorda, pero puedo leer los labios».

Lo mejor de todo es esa sesentañera contando su vida.

Aunque se invente la mitad, aunque otros de los participantes y testigos digan que está loca de remate. Morris plantea la historia, el lío y la competencia de los tabloides ingleses. Y lo hace con efectos cinematográficos (flashes de películas) como los de 'Sigue soñando', la serie de David Crane y Marta Kauffman.

No cuento más, pero la mujer se ve años después en las noticias por otra razón. Cómo cuenta lo que le ha pasado esa segunda vez también es para película. Ella es el documental. 

En la segunda historia no hay otros testimonios para contrastar salvo el de un médico coreano. Pero a Errol Morris le da igual (a mí también) si lo que cuenta McKinney es verdad o no. Importa Joyce McKinney, como en 'Wild Wild Country' importa Ma Anand Sheela. 

La música de John Kusiak también es importante. Ya con su primer documental, 'Gates of heaven', sobre cementerios de perros y traslado a otro cementerio, Errol Morris demostró tener un estilo. Muestra rarezas y no las juzga. Joyce McKinney tiene explicaciones para todo. Yo tengo todas las dudas del mundo. Pero qué risa.


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