NOTICIAS DE ARGENTINA - SUCESOS
Es Eliseo Pirmati, quien está acusado de abuso sexual de menores. Huyó a Verona en 2017, cuando comenzaron los arrestos de sacerdotes y monjas por la violación sistemática de sordomudos, de entre 8 a 17 años, en el colegio de Mendoza.
Pie foto: Marcha en reclamo de Justicia por los chicos del Próvolo, en Mendoza. |
Es el mayor escándalo binacional de abusos sexuales y torturas de niños sordomudos entre Italia y Argentina, que se inició en los años 50 en la península y veinte años después en las filiales de La Plata y Mendoza del Instituto Próvolo de Verona.
Una historia de impunidad eclesiástica para los culpables de la casa madre europea y de castigo por parte de la justicia argentina. La novedad es que el caso ha sido reabierto por el pedido de extradición a Italia del sacerdote Eliseo Pirmati, de 83 años, refugiado desde hace dos años en Verona, tras 37 años pasados en Argentina.
Pirmati huyó de Mendoza en 2017, donde junto con el director Nicola Corradi, también de 83 años, habían convertido en un infierno de abusos sexuales y de todo tipo, de las filiales argentinas de niños y adolescentes sordomudos del Próvolo de Verona. Fue en diciembre de ese año que Pirmati se tomó el avión a Italia despues de que en La Plata un año antes comenzaron los arrestos de sacerdotes, dos monjas y personal laico acusados de pedofilia y maltratos graves de los alumnos.
Las investigaciones judiciales se iniciaron en La Plata y fue arrestado en 2016 el principal acusado de todos los abusadores del Instituto Próvolo, el cura Nicola Corradi, sometido a arresto domiciliario por su estado de salud.
Corradi había fundado en 1986 la filial de Mendoza. Tras años de investigación, fue arrestado por las violencias cometidas en La Plata, junto con un guardian del colegio cómplice, José Brites, ambos en arresto domiciliario. Entre La Plata y Mendoza, los procesaDos y arrestados han sido casi veinte.
Las investigaciones de la justicia argentina reunieron “testimonios espantosos”.
“Las víctimas de La Plata cuentan de haber sufrido violencias sexuales desde la edad de 8-10 años hasta 15-17”. Los detalles son tan crueles que resultan impublicables.
En La Plata y Mendoza, el infierno de los abusos llegaba a su máximo punto los fines de semana, cuando en las sedes del Instituto quedaban los más desafortunados, huérfanos y pobres. Los jóvenes “eran reducidos a la esclavitud”, refiere el semanario italiano, obligándolos a los peores trabajos y a sufrir por la noche abusos sexuales durante años por parte de lo sacerdote, docentes y guardianes.
Los magistrados acusaron de malos tratos también a dos monjas y una de las victimas contó como era colgado por una de ellas con una soga de un gancho. Los jueces sostienen que la violencia “no se diferenciaba en nada de las torturas”.
En el escándalo en el que el Instituto decidió en los años ’70 transferir a Corradi y otros sacerdotes a la Argentina por “inmoralidad sexual”, pero sin castigarlos, fueron involucrados 26 religiosos, pero solo uno fue encontrado “quizás culpable”, y salvado por la prescripción.
Un caso notable es el del obispo de Verona de aquella época, monseñor Giuseppe Carraro, que murió ya retirado en 1980. Carraro figuraba entre los sospechosos de cometer abusos y hay varios testimonios de víctimas que lo señalan. Pero la investigación eclesiástica organizada con el Vaticano detrás estableció que era extraño a los abusos. La prueba en su descargo desdeñaba las acusaciones del ex alumno Gianni Bisoli, que denunció a 16 curas entre ellos al obispo Carraro.
Se comprobó después que ese documento había sido “falsificado”.
Estas alternativas obligaron a detener el proceso de beatificación de Carraro, que fue reanudado tras varios años de suspensión. En 2015, el Papa Francisco aprobó el decreto que declaró “Venerable” al obispo acusado de pedófilo. Falta solo el milagro, ultimo escalón para la proclamación de la beatitud, pero el proceso desde entonces aparece congelado.
El Papa Francisco decidió en 2017 sancionar e intervenir la congregación del Instituto Próvolo. Pero tras 69 años de escándalos, en Italia ninguno ha perdido el estado sacerdotal ni ha sufrido condenas judiciales efectivas.
Cientos de víctimas han pedido en Italia justicia por las violencias sufridas y la intervención del Estado, pero se ignora en que nivel se encuentran las investigaciones eclesiásticas del Vaticano, tras los resultados absolutorios de la investigación realizada a partir de los años ’70 por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Se desconoce si Francisco ha ordenado a ese “ministerio” Vaticano reanimar un caso de abusos legendarios en Italia y Argentina. Un hermético silencio tapa todo.
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