SAIOA MARTÍNEZ COORDINADORA GENERAL DE LA ASOCIACIÓN DE PERSONAS SORDAS DE BILBAO Y BIZKAIA
El pasado julio, la Policía detuvo en Mungia a un grupo de estafadores de nacionalidad rumana. Se hacían pasar por miembros del colectivo de sordos para pedir dinero y aprovecharse de la generosidad de la gente. Bizkaiko Gorrak está indignada
BILBAO. ¿Las autoridades están haciendo todo lo necesario para acabar con las estafas?
No lo sé. La actuación de la Policía de Mungia ha sido un paso, porque además de capturar a los delincuentes se han puesto en contacto con nosotros. Los demás cuerpos deberían tomarles como ejemplo.
Ante estos casos, ¿las cuerpos de seguridad deberían trabajar más en contacto con Bizkaiko Gorrak?
Nosotros no nos queremos inmiscuir en su trabajo, pero si en alguna ocasión tienen dudas o necesitan nuestra colaboración, pueden contactar con nosotros.
¿Qué implica que una red como la de Mungia se aproveche del colectivo de sordos?
Como representante de la asociación y persona sorda, veo con miedo estas situaciones porque crean desconfianza entre la sociedad. Este tipo de timos daña la imagen de las personas sordas y me preocupa que se las relacione con estas estafas porque realmente los timadores no son sordos. La gente debe tener claro que nosotros no somos timadores.
¿Le da miedo que la gente piense que las personas sordas son partícipes?
Claro. Parece que, al final, todos los sordos son timadores. Por ello, quiero que se corte de raíz y se evite esa actividad.
Detecto frustración.
Y también vergüenza por la mala imagen que dan de nosotros.
¿Esto le afecta a nivel personal en su día a día?
Sí, porque puede que al enterarse de estos timos la gente desconfíe de mí. Las estafas son un estigma para nosotros.
Y, ¿a nivel de asociación?
En principio afecta más a la persona sorda como individuo, pero también afecta a la imagen de Bizkaiko Gorrak y eso repercute en las entidades y administraciones públicas a la hora de apoyarnos y subvencionarnos en nuestros objetivos. Por eso las detenciones de Mungia son un referente.
¿Tiene conocimiento de más casos como el ocurrido en Mungia?
Hay muchos más. El otro día, un amigo sordo me explicó que paseando vio cómo varias personas se hacían pasar por sordas y estaban pidiendo dinero y recogiendo firmas para un centro especial. Él se acercó para que le enseñaran el papel de las firmas y, al identificarse como persona sorda y comenzar a hablar en lengua de signos, el timador no tenía ni idea. Le quitó el papel con las firmas para evitar que continuara con la estafa.
¿Donde sucedió?
Ocurre en muchos sitios: Barakaldo, Bilbao... Sobre todo en Ezkerraldea.
¿Es fácil demostrar que estas personas no son sordas?
Sí, la mayoría no conoce el lenguaje de signos. Otra opción es pedirles el certificado de discapacidad.
¿Qué hay que hacer cuando se descubre una estafa de este tipo?
Yo personalmente, le pediría el papel en el que recoge las firmas y lo denunciaría a la policía.
Y los demás, ¿cómo debemos actuar? La mayoría de la población no conoce la lengua de signos, ¿cómo podemos desenmascarar a este tipo de estafadores?
Hay que hacer un poco de psicólogo: hablar con el timador para sacarle información, pedirle el informe del centro al que va destinado el dinero o su certificado de discapacidad. Si no tiene respuesta y se pone nervioso está claro que le hemos pillado.
¿Existe alguna asociación de personas sordas que pida dinero en la calle?
No, ninguna.
Entonces, si nos encontramos con alguna persona pidiendo dinero y firmas para un centro para personas sordas estamos ante un timo...
Claro, tenemos que sospechar.
Siendo tan fácil reconocer a los timadores, ¿por qué es tan difícil acabar con las estafas?
Lo difícil es localizar a los timadores, por eso es importante la sensibilización y la colaboración de todos.
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