¡Maravilloso! Así califica Farina Robles, de 37 años, el implante coclear que le pusieron en 1992, pues gracias a ese aparato pudo volver a escuchar. Ella perdió la audición a los 16 años a causa de una meningitis, que por poco le quita la vida, pues al llegar a Panamá, procedente de Chitré, Herrera, los doctores sólo le dieron 12 horas de vida.
Con mucho trabajo, logró adaptarse al implante, lo que le cambió la vida, ya que se pudo graduar de contable en la universidad.
En la actualidad, trabaja como contadora en el Banco Nacional de Panamá (BNP), es madre de un joven de 15 años, tiene casa y un carro que compró con mucho esfuerzo.
Con su historia de superación, ayer Farina viajó desde Chitré para celebrar el Día Internacional del Sordo con una caminata que realizaron desde el parque Porras hasta la Cinta Costera, en conjunto con asociaciones de sordos del país.
Aníbal Miranda, subdirector del Servicio Nacional de Discapacidad (SENADIS), explicó que los sordos son personas muy capaces e inteligentes, con muchas ganas de surgir, por eso, la sociedad tiene que abrirse y darles la oportunidad con base en derecho.
Manifestó que en Panamá, de acuerdo con la Primera Encuesta Nacional de Discapacidad (PENDIS), hay unas 40 mil personas que tienen algún grado de discapacidad auditiva. Afirmó que una de las mayores limitaciones que tiene la población sorda es el acceso a la información y al ingreso laboral.
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