InfoSord-Jerez, 11 marzo
Apesorje culmina hoy unas jornadas en las que ha reivindicado que los niños no oyentes deben estudiar con la Lengua de Signos
Sólo hay una forma de que las personas sordas se integren de verdad en su entorno y puedan acceder a los mismos niveles educativos y laborales que el resto de la sociedad: contar con una herramienta clave como la Lengua de Signos Española (LSE), que se convierte en su fórmula natural de comunicación y que deben conocer desde las edades más tempranas.
Ése es el objetivo que defiende estos días la Asociación de Personas Sordas de Jerez (Apesorje), que desde el miércoles y hasta mañana está celebrando en el Campus de la ciudad unas jornadas sobre bilingüismo bajo el título 'La Lengua de Signos en la educación inclusiva' y en las que ha contado con el apoyo de la Junta de Andalucía. En ellas, los dirigentes de este colectivo defienden que en vez de potenciar el método oral que tanto ha primado en la educación de los sordos, y que se basa en que estas personas aprendan el uso de la palabra y a leer los labios, entre otros, los esfuerzos se centren en enseñar tanto a los niños no oyentes como a sus progenitores la Lengua de Signos.
Y es que, como recalca el secretario de Apesorje, Juan de la Rosa, que ha vivido en sus carnes una educación basada en la oralidad, «no es lógico que a los sordos no aprenden en primer lugar la que sí es su lengua natural». Pese a todo, en la mayoría de los casos -como en el suyo- no era ésa la vía más utilizada y por eso «el éxito del aprendizaje dependía de la paciencia de los padres, que tenían que pasar horas y horas explicando todo y tratando de comunicarse con sus hijos a través de la palabra, y que en demasiadas ocasiones tiraban la toalla frustrados por la falta de avances».
Eso ha provocado que en muchas generaciones de personas sordas los resultados educativos en los niveles primarios no hayan sido buenos, lo que luego ha lastrado a los jóvenes sus posibilidades de dar el salto a los estudios superiores, o de obtener mejores y más cualificados puestos de trabajo.
Sin embargo, hace varias décadas que el bilingüismo, basado sobre todo en la promoción de la LSE y en la reivindicación de que debe tener el mismo estatus que el resto de idiomas, ha hecho que este colectivo avance a pasos de gigante. «No se trata sólo de comunicarnos, sino de adquirir una identidad cultural propia», explica el presidente de Apesorje, Pedro Jesús Vega, que añade que «al aprender la Lengua de Signos una persona sorda también se introduce en una cultura que no le es ajena y que comparte con muchos otros».
Desde Apesorje también recalcan que en otros países o en otras regiones españolas donde el bilingüismo está más implantado se ha demostrado que hay un mejor desarrollo de los alumnos, de su capacidad de leer y escribir. Por eso, reclaman que de una vez por todas «el bilingüismo se instale en las aulas de la provincia de Cádiz», donde hay pocos centros en los que se aplica este método en el que la LSE está presente en todas las actividades, escolares o extraescolares, o en el ámbito familiar, y que implica no sólo darle uso, sino conocer aspectos como su gramática.
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