viernes, 11 de junio de 2010

Pastoral del Sordo

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 7 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Por su interés ofrecemos a continuación las Conclusiones Ejecutivas adoptadas por el Congreso de Pastoral de la Salud “¡Effatá! La persona sorda, heraldo y testigo del anuncio del Evangelio”, que concluyó ayer en el Vaticano.

CONCLUSIONES EJECUTIVAS

Al término de este Congreso de Pastoral, titulado “¡Effatá! La persona sorda, heraldo y testigo del anuncio evangélico” y organizado por el Consejo Pontificio para los Operadores Sanitarios, ha llegado a definir los instrumentos para la realización de algunas prioridades en el ámbito de la integración de los no oyentes en la vida eclesial y más en general en la sociedad. En esta segunda etapa del compromiso del Dicasterio en favor de los afectados por sordera, se han acogido y ha comenzado la realización de las recomendaciones surgidas al término de la Conferencia Internacional “¡Effatá! La persona sorda en la vida de la Iglesia”, celebrada el pasado noviembre siempre en el Vaticano. Este resultado se ha conseguido gracias a la participación activa o a la adhesión de exponentes del mismo Consejo Pontificio y de otras oficinas vaticanas, de la Conferencia Episcopal Italiana y de las diócesis de Roma, Bari, Brescia, Foggia, Chieti, Crotone, Padua, Patti, Vicenza, Bolonia, Palermo, Sulmona, Aquila, Imperia, Agrigento, Teramo, Asís, Florencia, Foligno, Frosinone, Salerno, Milán, Trani, Módena, Tursi-Lagonegro, Venecia, Messina, Perusa, Terni, Rímini, y Pordenone. A ellos se han sumado el personal religioso, los especialistas y los voluntarios. Una gran aportación ha sido también proporcionada por los representantes de la Iglesia estadounidense, española, irlandesa y alemana, venidos a propósito a Roma para el Congreso.

Estas son en síntesis las prioridades y los instrumentos delineados en estos tres días de trabajo:

1. Ofrecer a las Iglesias locales y particulares los instrumentos para comenzar a trabajar “por y con” las personas sordas, a partir tanto de elementos específicos para la programación pastoral como por subsidios multimedia. Entre estos los DVD visuales, que contengan la traducción en la lengua de los signos, que se emplearán como auxilio al camino de formación y a la participación en la vida de la comunidad eclesial.

2. Cuidar y difundir con particular empeño la “formación de los formadores”, en primero lugar de los futuros presbíteros, del personal religioso y de todos los agentes de pastoral.

3. Como ha surgido en este congreso, se considera de fundamental importancia que, por ejemplo en los seminarios, sea posible acercarse a la realidad de los no oyentes aprendiendo: las bases de la lengua de los signos, su vivencia histórica y personal, es decir, las dificultades que encuentran en la sociedad y en la escuela, así como en la Iglesia. Un esquema de formación así, con las debidas adaptaciones, podrá ser usado en todas las latitudes.

4. Convertir en permanente, ante el Consejo Pontificio para los Operadores Sanitarios, el Grupo de Estudio anunciado durante la Conferencia Internacional. Este organismo permitirá las necesarias cualidades e uniformidades del trabajo llevado a cabo en este ámbito.

5. Crear un espacio Internet de referencia, útil para la difusión de las iniciativas, así como a la comunicación y al intercambio entre quienes trabajan en la Pastoral de las personas sordas.

6. Promover la institución de una certificación Ad hoc para quien traduce en la lengua de signos en el ámbito eclesial. Se considera de hecho fundamental que se efectúe una distinción entre el “traductor” y el “facilitador”. Este último deberá tener las competencias religiosas suficientes para permitirle hacer seguir correctamente, por ejemplo en el transcurso de una liturgia eucarística, el proceder de la función religiosa.

Todos los participantes en el Congreso, finalmente, se han comprometido y se comprometen para que dichas conclusiones operativas sean pronto concretadas, en respuesta a cuanto se ha solicitado por mérito de Su Santidad el Papa Benedicto XVI y recordado durante la apertura de los trabajos de este Congreso por el presidente del Dicasterio, arzobispo Zygmunt Zimowski.

Ciudad del Vaticano, 6 de junio de 2010

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