domingo, 13 de junio de 2010

Los padres de niños sordos exigen apoyo institucional y más recursos

Lamentan que las leyes que garantizan sus derechos, aunque positivas, no tengan aplicación real y aseguran que hay todavía numerosas barreras mentales a superar

Cada estancia deparaba una sorpresa. Algo habían oído pero verlo en vivo y en directo desató su admiración. «Que privilegio», comentaban los visitantes camino de cada estancia del centro María Cristina. Les guiaba José Luis Arlanzón, gerente de la Asociación para la Reeducación Auditiva de Niños Sordos de Burgos (Aransbur), encargado de detallar a los padres llegados de otras provincias de la región los servicios que ofrece esta agrupación y el conocimiento que ha adquirido en sus 33 años de historia.



«Nos habían manifestado su interés por nuestra labor a través de la Federación de Asociaciones de Padres y Amigos de los Sordos de Castilla y León y pensamos que sería buena idea organizar una jornada de puertas abiertas y convivencia», relataba Arlanzón al término del recorrido por el centro.

Poco después daría comienzo un coloquio en el que padres y técnicos abordaron la necesidad de un mayor apoyo institucional -la falta de respaldo de la Junta se lamentó en varias ocasiones- y de nuevos recursos para responder a las nuevas necesidades del colectivo. Abordaron también los principales retos de futuro.

Uno de ellos salió a relucir incluso antes, durante la visita. «Necesitamos que la legislación sea más que un papel, que se aplique. De nada nos sirven buenas palabras si no favorecen la integración de nuestros hijos», clamaba uno de los padres al tiempo que criticaba los escasos medios disponibles en su ciudad, Salamanca.

«Tenemos dos retos fundamentales. Además del desarrollo efectivo de las normas existentes, que en teoría son muy positivas, necesitamos derribar las barreras mentales que aún existen», indicaba Arlanzón. «Y es que hablar hoy en día de accesibilidad remite a obstáculos físicos pero hay mucho más y no nos damos cuenta. Debemos ponernos en lugar de las personas sordas y ciegas que encuentran numerosas dificultades en la vida cotidiana, tales como usar un despertador, el microondas o ir al cine», añadía.

Con todo, Arlanzón reconoce los importantes logros alcanzados en los últimos años, que resume en tres «fundamentales». El primero de ellos es la aprobación de la Ley de Lengua de Signos. «La sacó del ostracismo al que estaba condenada con la intención de garantizar a las personas sordas el acceso a la comunicación en todos los ámbitos», explicó Arlanzón.

Al reconocimiento de esta reivindicación histórica se suma el implante coclear -prótesis que permite restablecer la audición de aquellas personas con sordera causada por la destrucción de las células ciliadas de la cóclea- y la detección precoz de la sordera, que permite una intervención temprana, en la fase de 0 a 4 años, y «por lo tanto facilita el desarrollo y la adquisición del lenguaje a los niños sordos, mientras antes lo tenían que aprender al ser diagnosticados con 6 o 7 años, tras detectar su familia anomalías en la conducta».

102 padres y 63 niños

La Asociación para la Reeducación Auditiva de Niños Sordos de Burgos nacía en 1977 por iniciativa de un grupo de padres preocupados por mejorar la atención educativa de sus hijos e hijas sordas. Actualmente suman 102 socios y atienden a 63 niños sordos y otros 60 alumnos del Colegio Antonio Machado acuden al comedor escolar del centro María Cristina en el que comparten cada día juegos y aprendizajes con sus compañeros sordas

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