El matrimonio estadounidense Deborah y Roger S. Fouts ha estado en Barcelona, invitado por CosmoCaixa y por la Fundación Mona, para divulgar las conclusiones de sus más de 40 años de trabajo con chimpancés en el ámbito de la lingüística. El resultado de esa investigación es que estos primates no solo han aprendido a comunicarse con el lenguaje de los signos, sino que han aprendido a utilizar los signos para mentir y hacer poesías.
Estos científicos, ambos psicólogos comparativos del Instituto de Comunicación entre Humanos y Chimpancés de la Universidad Central de Washington, han dedicado su vida a combatir la idea de que el lenguaje es el "último bastión" de la singularidad humana. El próximo verano se podrán jubilar sabiendo que han cumplido su misión y que han podido "cerrar la boca" a muchos científicos --entre ellos al lingüista Noam Chomsky-- que durante décadas negaban esta posibilidad.
Los Fouts son continuadores de los trabajos iniciados en los sesenta por otro matrimonio --los también psicólogos Allen y Beatrice Gardner-- a quienes la NASA cedió la chimpancé Washoe después de que la agencia espacial abandonara su investigación sobre estos animales. Antes que los Gardner, diversos equipos habían intentando enseñar el lenguaje oral a un chimpancé. Pero en seis años este solo pudo pronunciar, y no claramente, cuatro palabras: mamá, papá, taza y arriba.
El caso de Washoe
Los Gardner, en cambio, introdujeron a Washoe en un ambiente humano donde solo se hablaba el lenguaje de sordomudos. Los Gardner y su equipo, donde Roger Fouts empezó como becario, creían que la vocalización de los chimpancés era involuntaria, como el sonido que hace un humano si se golpea el dedo con un martillo, y apostaron por aprovechar el movimiento natural de sus manos (como utilizan los ejemplares salvajes, con dialectos propios) y decidieron criar a Washoe como una niña sorda, con el lenguaje de signos de EEUU.
La primate aprendió más de un centenar de signos viendo cómo se comunicaba el equipo, y así podía pedir comida o que le rascasen, o expresar conceptos complicados como "estoy triste" o pedir perdón.
Cuando los Gardner decidieron ceder a Washoe a un centro de Oklahoma, Roger Fouts logró que la trasladaran con él a Washington para seguir investigando, hasta la muerte de la chimpancé en el 2007. En todos estos años, el matrimonio de investigadores pudo ver cómo Washoe trasladó el lenguaje a su familia, los chimpancés Tatu, Dar y Loulis --una cría adoptada que aprendió los signos sin intervención humana-- hasta niveles sorprendentes: llegaban a hablar ellos solos mientras "leían" una revista, ya que son capaces de poner nombre a lo que ven en las fotos (bebida, comida, helado, zapatos…).
Grabaciones reveladoras
"Hablan como una familia; si unos discuten, se intenta poner paz; cuando Loulis le quitaba una revista a Washoe, ella le maldecía y le decía 'sucio'", ha explicado Deborah, que asegura que los primates también saben utilizar los signos para mentir. Así, en una grabación se ve cómo Dar hizo creer a Washoe que Loulis le había pegado y se tiró al suelo señalándole y pidiendo con signos a su madre un "abrazo". Esta acabó regañando al supuesto agresor.
Más sorprendente si cabe resulta otra grabación en la que uno de los chimpancés repetía "llorar, llorar; rojo, rojo; silencio, silencio; divertido, divertido", un enigma para el equipo hasta que un amigo poeta de la pareja apuntó que los signos de estas palabras eran similares y que se trataba de una aliteración de la lengua de signos, una composición poética. "Hay evidencias de que son capaces de aprender los signos, de ordenarlos y conversar, tienen una sintaxis, incluso son capaces de inventar y transmitirlos", remarca Roger Fouts.
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