Gente que dice haber sufrido abuso sexual por parte de sacerdotes se reunió el sábado en Roma para condenar los esfuerzos más recientes del Vaticano por mostrar que está tomando medidas duras contra el abuso clerical
Aproximadamente 50 presuntas víctimas, la mayoría italianas, se reunieron para un simposio de todo un día sobre los asuntos psicológicos y jurídicos que rodean el abuso. El grupo, que incluyó a varios ex alumnos de una connotada escuela para sordos en Verona donde decenas de personas denunciaron abuso, terminó el día con una marcha hacia el Parlamento de Italia.
Uno de los organizadores, Salvatore Domolo, ex sacerdote de 46 años quien dice que sufrió abuso de los ocho a los 11 años de edad por su párroco en Novarra, señaló que las víctimas se encolerizaron a raíz de la carta enviada esta semana por el Vaticano a los obispos de todo el mundo pidiéndoles que escriban lineamientos para combatir el abuso.
En su carta, la Congregación para la Doctrina de la fe enfatizó en el papel primordial de los jerarcas religiosos en el manejo de casos de abuso en un momento en que nuevamente ha sido puesta en duda la credibilidad de los obispos para imponer políticas de protección infantil. Reportes recientes de comités laicos de evaluación en Estados Unidos e Irlanda han expuesto que algunos obispos continúan empleando prácticas de cerrojo y mostrando su renuencia a reportar a los abusadores.
Y justo el sábado, la Iglesia y los salesianos en Holanda dijeron que estaban investigando revelaciones de que sacerdotes de esa orden fueron parte de la junta de un grupo que promueve la paidofilia y hace campaña para terminar con la prohibición holandesa al sexo entre niños y adultos, con conocimiento total por parte de su superior.
El Vaticano propuso el conjunto de sugerencias generales no obligatorias como una guía para ayudar a los obispos a promulgar sus propias políticas contra el abuso. Las recomendaciones incluyeron escuchar a las víctimas y ofrecerles ayuda espiritual y psicológica, así como asegurar que los sacerdotes estén educados y preparados para llevar una vida de celibato.
Los intercesores de las víctimas han descalificado la iniciativa por carecer de dientes, ya que no prevé un mecanismo de aplicación para asegurar que los obispos efectivamente sigan los lineamientos que diseñen, y porque desestima el papel de los comités laicos de evaluación, los cuales han sido los únicos hasta la fecha que han verificado el acatamiento por parte de los obispos.
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