Los profesores trabajan desde el departamento de Psicología de la Universidad de Oxford, uno de los más prestigiosos del mundo, en conocer cómo funciona el desarrollo cognitivo de los niños.
Terezinha Nunes y Peter Bryant tienen su laboratorio en la celebérrima Universidad de Oxford. De allí, se extraen los sistemas con los que los niños mejorarán sus primeros aprendizajes en las dos disciplinas básicas, el lenguaje y el cálculo. Estuvieron en Cádiz presentando, en sendas ponencias, los resultados de sus trabajos a docentes y estudiantes de Ciencias de la Educación por iniciativa del Departamento de Psicología de esta Facultad.
-Terezinha, usted trabaja con niños sordos.
-Estudio las discrepancias que existen entre el nivel de inteligencia de los niños sordos y lo que aprenden.
-Grandes dificultades.
-La enseñanza se hace desde la perspectiva de los que oímos, pero para ellos la sintaxis que utilizamos no acaba de tener sentido. Es como si sólo conocieran nuestro idioma a medias y nosotros nos empeñáramos en enseñarles en un idioma extranjero. Hay niños sordos con un enorme potencial que se ven abocados a un aprendizaje más lento.
-También trabajó en su país, en Brasil, con los niños de la calle. ¿Qué conclusiones extrajo?
-Su inmensa capacidad de cálculo. El cálculo en la calle es supervivencia. Su capacidad de cálculo mental era enorme, incluso superior a los niños de clases medias con una educación mucho más reglada.
-¿Y eso?
-Las operaciones matemáticas formaban parte de su entorno, aunque fueran en una economía sumergida.
-Pequeñas operaciones.
-Depende de lo que entendamos por pequeñas operaciones. En este caso las cantidades pueden pasar de mil y son operaciones multidígitos. En el tiempo que realicé ese estudio la inflación en Brasil era galopante, por lo que niños de muy pocos años estaban acostumbrados a manejarse con cifras enormes, de tres o más cifras. Si tú decías cuánto es 560 menos 330 no sabían contestarte, pero sí les decías que habías entregado 560 cruceiros por tal cosa que costaba 330 rápidamente decían lo que tenían que devolverte por una operación de añadir a 330 lo que faltaba para 560, si bien te razonaban que no tenía sentido dar 560 por algo que valía 330.
-¿Y en el colegio?
-Fracasaban. No les interesaban las cuentas. Es una manera distinta de razonar sobre los números, pero muy útil para la vida diaria.
-Los países asiáticos revientan los índices de la pruebas de Pisa en matemáticas. Dicen que porque ellos no aprenden cuentas.
-Son muchos los motivos. Es verdad que los asiáticos están especialmente dotados para las matemáticas. Está en su cultura y parte del propio lenguaje. Once o eleven son palabras abstractas. Para los asiáticos once siempre es diez y uno; doce es diez y dos... Parece que usar estas palabras para designar números mejora la comprensión del valor de posición, que es fundamental para el cálculo.
-Precisamente usted, Peter, trabaja ahora con las matemáticas en el sistema educativo inglés.
-Realizamos pruebas en distintos tramos del aprendizaje, a los ocho, once y catorce años.
-¿Qué es lo que sucede?
-La principal conclusión la sacamos en los resultados entre distintos estratos sociales.
-¿Cuáles son las diferencias?
-A la hora de acometer el aprendizaje de las matemáticas, tenemos habilidades distintas. Las principales son las de cálculo, la memoria de trabajo y razonamiento sobre los problemas. Uno puede ser bueno calculando pero puede no saber qué operación aplicar a un problema. Y viceversa. Puede deducir la operación pero fallar en el cálculo.
-¿Y?
-Estadísticamente, no hay diferencia si se cruzan los datos de cálculo y memoria con los de la situación social de los alumnos. Pero esto sí sucede en los datos de razonamiento de problemas. Los hijos de las clases más populares tienen peores datos.
-¿Cuál es la causa?
-Múltiples. Pero en una enseñanza como la británica, donde existe mucha menos mezcla entre clases que la española dice mucho acerca de dónde hay que incidir en los colegios de clases más populares. Si se incidiera en el razonamiento de problemas, se igualarían las oportunidades de futuro de los alumnos.
-En España tenemos un serio problema de fracaso escolar. No sé si conocen el caso español.
-Conocemos los datos.
-Somos uno de los países desarrollados con peores resultados en educación.
-Siempre hay una tentación de copiar lo que hacen los países con mejores resultados, pero es un error. La educación es algo muy cultural y cada región del mundo debe buscar su propio modelo.
-Y de lo que se invierta en educación.
-Sí y no. El éxito de un sistema escolar no se mide sólo en la escuela. Los condicionantes sociales tienen peso. La escuela por sí sola, con más o menos presupuesto, no garantiza evitar el fracaso. Si la sociedad no apoya, el resultado no será bueno.
-¿Inglaterra es un ejemplo?
-Inglaterra parte de una situación muy compleja, muy marcada por la tradición. Es un sistema muy inmovilista, muy conservador. De hecho, no podríamos calificar el sistema educativo inglés como especialmente exitoso.
-¿Cuál sería el modelo en nuestro entorno?
-Holanda trabaja mucho en la investigación pedagógica con resultados excelentes. De hecho, hay centenares de investigaciones sobre cómo mejorar el aprendizaje de los alumnos y esto se ha traducido en que el sistema educativo hace un especial énfasis en que los chicos comprendan las situaciones sobre las que operan tanto en matemáticas como en el lenguaje. El éxito de un sistema educativo se mide no en lo que aprenden, sino en que los niños comprendan lo que aprenden y aplicarlo a su quehacer cotidiano.
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