Para Wilfredo Carvajal lo primero que tiene en cuenta cuando va a iniciar su jornada laboral es que sus alumnos son personas capaces de adquirir habilidades.
Él se desempeña desde hace tres años como docente de danzas y tamboras, en la Asociación del Magdalena Medio para la Discapacidad, Amdis.
“Yo acojo niños con cualquier tipo de discapacidad y veo ejemplos muy bonitos de chicos que llegan casi sin poder moverse y pueden lograr bailar o interpretar un instrumento”, comentó el profesor.
Y son precisamente estas habilidades las que actualmente están adquiriendo un grupo de 250 niños con necesidades educativas especiales, que se encuentran incluidos dentro del sistema escolar público del Puerto Petrolero.
“Nosotros tenemos un convenio con la Fundación Universitaria del Área Andina, quienes tiene convenio a su vez con la Alcaldía”, explicó Mariela Durán, directora de Amdis.
En la sede de la Asociación, los niños tienen un espacio extracurricular para aprender algún arte para el que estén capacitados, al que asisten tres veces a la semana.
“Cuando llegan aquí un grupo de profesionales los evalúan y los ubican en el grupo que más les convenga. También trabajamos en conjunto con los padres de familia”, afirmó Durán.
El convenio inició hace dos meses e incluye talleres en danzas, pintura, música, madera y empaques. Se incluye, además, transporte, refrigerio y dotación.
Un trabajo silencioso
El profesor Eliecer Durán siempre ha estado ligado al trabajo con personas con discapacidad auditiva. Hace varios años colabora con la Asociación de Sordos de Barrancabermeja y actualmente enseña decoración en tela a un grupo de ellos, en Amdis.
“Aunque son personas con las cuales es muy chévere trabajar también tienen muchas necesidades. Uno se siente como trabajando para una tribu desconocida, pues manejan un lenguaje muy diferente al habitual”, señaló.
También reconoció que los niños que se encuentran dentro del sistema escolar normal deben contar con una atención especial permanente.
“En la ciudad hay dos colegios en donde hay intérpretes para personas sordas, que son el Casd (José Prudencio Padilla) y la Central Integrada, pero a veces ese beneficio se ve interrumpido porque se les acaba el contrato”, precisó.
Sin embargo, los 10 años que lleva trabajando con este tipo de población le dan toda la autoridad para afirmar que la relación con ellos es una experiencia muy grata pues lo enriquece como persona.
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