El lenguaje de señas es para los sordos su lengua madre y como cualquier otra lengua tiene su propia estructura gramatical, su vocabulario y formas de composición.
En Argentina se está instalando cada vez con más fuerza como "segunda lengua", comentó el intérprete de sordos Pablo Baldrich, quien dicta cursos de lenguaje de señas en Cipolletti, Neuquén, San Luis, Buenos Aires, Comodoro Rivadavia y Viedma, entre otras ciudades.
"A esto debe sumarse la tendencia mundial en materia de educación que plantea un modelo bilingüe y bicultural, que presume la creación de un entorno lingüístico apropiado a las formas particulares de procesamiento cognitivo y comunicativo de los niños sordos", agrega el especialista en los fundamentos de su plan de estudio.
Pero aprender este lenguaje no es sólo adquirir las habilidades para representar cada una de las señas. Se requiere además tomar conciencia del entorno no verbal que encierra este lenguaje; comprender el mundo en que se mueven las personas sordas y que para ellos el lenguaje de señas es su lengua "natural".
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