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Benedicto XVI cita en Malta a ocho víctimas de abusos y les expresa su "vergüenza" - División en la curia sobre cómo reaccionar
El papa Benedicto XVI se reunió el domingo en la capilla de la Nunciatura de Rabat (Malta) con ocho víctimas de abusos sexuales por parte de religiosos. Los ocho, todos hombres, sufrieron abusos en los años ochenta y noventa en el orfanato de San José. Ratzinger se comprometió ante ellos de forma simbólica. Les prometió que la Iglesia llevará a los culpables de pederastia a la justicia y añadió que está tomando las medidas necesarias para implantar medidas más eficaces que salvaguarden a los jóvenes en el futuro.
"La Iglesia está haciendo, y continuará haciendo, todo lo que está en su poder para investigar las acusaciones y llevar a la justicia a los responsables de los abusos", dijo Joseph Ratzinger a las víctimas maltesas. El encuentro, mantenido en secreto hasta el último minuto por el Vaticano, supone el cuarto que el Papa mantiene con víctimas de abusos en sus cinco años de pontificado, tras las reuniones que mantuvo en 2008 en sus viajes a EE UU y Australia. Además, el Papa recibió en el Vaticano a un grupo de indígenas canadienses que fueron sometidos a malos tratos siendo niños.
El Papa, según explicó en rueda de prensa el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, se mostró "profundamente conmovido al oír las historias" de las víctimas maltesas y "expresó su vergüenza y dolor por todo lo que ellos y sus familias han sufrido".
El gesto del Papa hacia las víctimas sella el quinto aniversario de su llegada al trono de San Pedro, cuando la Iglesia católica vive su crisis más aguda de la edad moderna a causa del escándalo de la pederastia clerical, que el Vaticano ha tratado de minimizar y ocultar durante las últimas décadas.
En Malta, el escándalo ha salpicado a 45 curas y religiosos, según admite la Iglesia local, que en 1999 formó un equipo para estudiar las denuncias. Hay una decena de víctimas declaradas, y afirman que ninguno de los sacerdotes acusados ha sido condenado y que la mitad de ellos han sido absueltos por la comisión eclesiástica.
Los ocho malteses habían pedido un encuentro con el Papa después de verse con el arzobispo Paul Cremona. La reunión se produjo en una capilla privada de la Nunciatura. Las víctimas acusaron a cuatro sacerdotes en 2003 ante la justicia penal y llevan esperando siete años una sentencia. Tres de los sacerdotes viven en Malta y el cuarto reside en Roma.
Lawrence Grech, portavoz de las víctimas, declaró tras el encuentro que se había quitado un gran peso de encima y que se sentía aliviado: "Estamos muy satisfechos porque el Papa nos ha creído, cosa que no ha sucedido en Malta". Joseph Magro, otra de las víctimas, describió la reunión: "Fue un encuentro muy emocionante. Las víctimas llorábamos, los obispos lloraban y el Papa tenía lágrimas en sus ojos".
El portavoz vaticano aseguró que el encuentro, de 20 minutos, comenzó con un rezo de rodillas y en silencio, y contó con la asistencia de los obispos de Malta y Gozo, además del Nuncio, el secretario personal del Papa y el propio Lombardi. La cita transcurrió con "serenidad". "El clima ha sido intenso pero sereno. Ha habido sonrisas, algunas bromas y en general se ha vivido con conmoción pero sin temor ni opresión", agregó Lombardi. El Papa se situó en el altar y recibió uno por uno a los huérfanos de Saint Joseph. "No sé lo que les ha dicho porque han hablado en voz baja, con familiaridad y cariño", explicó el portavoz.
En el avión que le llevó el sábado a Malta, el Papa dejó una pequeña referencia a los abusos sexuales a menores: "La Iglesia ha sido herida por nuestros pecados", declaró a los periodistas.
Ayer, el arzobispo de Malta, Paul Cremona, afirmó durante su saludo a Ratzinger antes de la misa que "la Iglesia debe saber reconocer sus errores y no puede, ante los cambios de la sociedad, seguir anclada al modelo al que hemos estado acostumbrados durante décadas". Según Cremona, la Iglesia debe "volver al Evangelio, a sus orígenes, aprender y reconocer sus culpas y pecados sin buscar privilegios ni temer persecuciones".
El mensaje de Cremona mostró la división de la curia ante la disyuntiva que afronta el Vaticano. Mientras una parte del Gobierno de la Iglesia sigue al Papa actual en su voluntad de limpieza, transparencia, justicia y legalidad, otros muchos, como demostraron los obispos españoles y latinoamericanos presentes el fin de semana en el homenaje a Juan Pablo II en Murcia, continúan aferrados al pasado de ocultación, impunidad y deshonestidad. Cuando se cumplen, hoy, cinco años del polémico papado de Joseph Ratzinger, el gran reto del actual líder del catolicismo parece consistir sobre todo en limpiar la pesada herencia que le legó su popular y carismático antecesor.
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