El Colegio La Purísima de la capital aragonesa ha celebrado recientemente su centenario. Actualmente educa a más de 200 niños sordos aunque su directora, Lourdes Laiseka, quita importancia a las dificultades que plantea esta barrera y asegura que llevan a cabo su labor “como en cualquier otro centro”.
Cien años de Historia. Un siglo de educación al servicio de la Humanidad, de aquellos que nacieron sin el sentido del oído plenamente desarrollado o que lo perdieron ya en vida. Un centenario eliminando barreras que el Colegio La Purísima está celebrando en este 2010 por todo lo alto.
El acto central de la celebración tuvo lugar el pasado 9 de abril, con la congregación de decenas de alumnos, exalumnos, profesores, familiares de niños y multitud de representantes de los ámbitos social y sanitario, es decir, aquellas personas que trabajan diariamente con este sector de la población.
También hubo, como suele ser habitual, presencia de la clase política. En esta ocasión acudió la consejera de Educación, Cultura y Deporte, María Victoria Broto, quien considera al Colegio La Purísima como “el centro de referencia de la enseñanza a niños sordos en Aragón”. Broto elogia la capacidad que tiene el centro para “adaptarse a la realidad del momento, utilizando todos los avances y nuevas técnicas para enseñar al alumnado. Han logrado dar respuesta a estos niños e intentar que se adapten a la sociedad con sus dificultades”, aseguró la consejera.
Sin embargo la directora del centro, Lourdes Laiseka, resta importancia a las dificultades de la labor diaria y asegura que el secreto reside en que todos y cada uno de los miembros del Colegio La Purísima conforman “una gran familia que trabaja por lograr la plena integración de las personas sordas en la sociedad. Es un trabajo de equipo y somos sólo una pieza más del puzzle. Es un proyecto útil, social, que abarca a todos los niños sordos independiente de su situación cultural, económica o familiar”, indicó con sinceridad.
Con más de 200 escolares sordos en sus aulas, Laiseka asegura que la labor que realizan sólo lleva la dificultad añadida de “darle una vuelta de tornillo más” en alusión a que, además de transmitir conocimiento, han de buscar “estrategias comunicativas”. “Existe una modalidad educativa que es la escolaridad combinada, que es previa a la integración total en el sistema ordinario de educación. Esto permite que los alumnos estén en nuestro centro recibiendo terapia de audición y lenguaje y, además, que estén escolarizados en centros ordinarios de Aragón”, explicó la directora.
Resto de actividades
Pero la actividad desempeñada por el centro no sólo se reduce a esto. Existe también una Escuela de Padres y un Taller de Comunicación para familias, en colaboración con la Agrupación de Personas Sordas de Zaragoza y Aragón, que “ayuda desmitificar la sordera y a situarles en lo que es su realidad”, destaca la máxima responsable del centro educativo.
El acto central de la celebración del centenario consistió en la entrega de una serie de placas a aquellas personas e instituciones que han colaborado intensamente con el centro. Posteriormente un grupo de alumnos, ex alumnos, padres y profesores demostraron sus capacidades artísticas mediante una emocionada jota, para dar paso a la inauguración de la exposición sobre este primer siglo de vida del centro. En dicha muestra museística se han recreado aulas y dormitorios antiguos y se muestran los materiales especializados que se han usado en sus clases a lo largo de estos cien años de vida.
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