domingo, 18 de diciembre de 2011

"Creo que soy útil para la sociedad"

GENTE

Hace cuatro años Luis Esparza Isunza entró a la cárcel municipal. Robo calificado fue la tipificación de su delito. Luego de su reclusión, salió a las calles para buscar un espacio donde vender las artesanías que aprendió a hacer durante su encierro. "Quizá sea una última oportunidad para poder reinsertarme a la sociedad", dice sonriente mientras muestra un ángel de chaquira.

En 2007 él formó parte de las estadísticas de los robos, dos por semana, oficialmente en ese entonces. Omite decir si el robo del material eléctrico con valor de 19 mil pesos en el mercado fue el primero o uno más de varios, pero lo cierto es que por ello fue a parar a la cárcel.

Dice que ahí aprendió a subsistir por sí mismo. Durante más de 20 años, Esparza Isunza fue alcohólico y drogadicto, pero los vicios se le quitaron cuanto fue recluido en el penal, donde además de acercarse a la religión, tuvo que pelear con sus compañeros por los platos de comida, debió comer racionadamente e incluso dejar de hacerlo cuando a las autoridades del lugar se les echaba a perder la comida.

Su licenciatura en economía por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) le sirvió para dar asesorías a los demás reclusos para liberar su primaria y secundaria a través del Instituto Estatal para la Educación de los Adultos, y también en su estadía aprendió a realizar artesanías con chaquira.

Rosarios y efigies, anillos y pulseras, dijes, llaveros, pendientes y hasta solicitudes personalizadas es lo que realiza para poder subsistir.

Dentro de la feria que instaló permanentemente el gobierno municipal, se incluyó una sección de artesanías de convictos, cuya venta corre a cargo de la asociación Mis Manos Hablan por Mí, integrada por sordomudos, y quienes reciben una comisión por las ventas de los productos que los reos fabrican.

Luis Esparza pretende insertarse en ese programa de promoción artesanal, pues una vez que concluya la temporada decembrina esa feria será itinerante.

Luego de once años de radicar en Playa del Carmen, tiene una misión: juntar 40 mil pesos con base en sus ventas para poder irse a Estados Unidos, donde dos de sus hijas lo esperan regenerado.

Actualmente, Luis coordina el grupo Riviera Maya del Alcohólicos Anónimos, y ayuda a salir de las adicciones a personas que están como estaba él. "Pretendo reintegrarme a la sociedad luego de estar recluido en una cárcel, creo que soy útil para la sociedad. Mi vida fue tomar y alcoholizarme, pero en la cárcel me reformé".

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