domingo, 10 de marzo de 2019

Los derechos de los discapacitados

Salamanca (Castilla y León)

España ha dado ejemplo obligando a hacer una reserva del 5% para personas discapacitadas en todas las ofertas de empleo público, y para evitar que queden plazas sin adjudicar, se reservan para la siguiente convocatoria las vacantes convocadas y no ocupadas.

Otras dos decisiones han supuesto avances en los derechos de los discapacitados, el empleo con apoyo, por el que se conceden ayudas sustanciosas a las empresas que contratan a preparadores laborales para que faciliten la integración del discapacitado en los empleos ordinarios, y el Plan de Acción para Mujeres con Discapacidad.

Por primera vez en España se acomete una medida que lucha contra la doble discriminación, ser mujer y discapacitada.

A estos pasos decisivos se unió uno más, la Ley del Lenguaje de Signos que hizo de España una de las naciones que más apostó por la lengua de los sordos en español y en catalán.

Hoy día, después de varios años de funcionamiento, no nos extraña ver intérpretes de signos en instituciones de todo tipo, juzgados, universidades, ayuntamientos, y en televisiones públicas y privadas. Los medios visuales de comunicación apoyan también la comprensión oral del sordo con la subtitulación.

En este avance espectacular de medidas a favor de los discapacitados en España la ONCE ha tenido un protagonismo especial.

Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que la Organización Nacional de Ciegos ha logrado situar a nuestro país en el número uno en la atención a los invidentes, a los 8.000 sordociegos que hay censados en España, y a miles de otros discapacitados.

La ONCE ha logrado trabajo remunerado para los ciegos y discapacitados psíquicos y sensoriales, y la aportación de los costosos perros guías.

La Convención de las Naciones Unidas incidía también en la potenciación del acceso al deporte y al disfrute del ocio y tiempo libre.

Las instituciones españolas, las organizaciones no gubernamentales y, entre ellas, la ONCE en especial, se han dedicado con denuedo a potenciar el deporte entre los discapacitados, prueba de ello son los resultados de nuestros deportistas en las paralimpíadas. España ha llegado a ocupar el quinto puesto entre todas las naciones del mundo.

Hoy podemos responder con sosiego y seguridad a los padres del niño discapacitado que nos interrogaban sobre el futuro, sobre el día en que ellos no estuvieran o fueran ancianos y no pudieran atender a su hijo.

Los servicios sociales en España han avanzado tanto en estos últimos treinta años que podemos asegurar que ese niño tendrá protección y tutela mientras viva. Eso es lo que esperamos a pesar de la crisis económica en la que estamos sumidos.

Me declaro un entusiasta de los logros conseguidos en España con los discapacitados, siempre quedará mucho por hacer, pero para mí, que conocí a principios de los años setenta una pequeña casa en el barrio de Chamberí donde se hacinaban más de un centenar de discapacitados psíquicos, físicos y sensoriales, dirigidos por un psiquiatra y atendidos por cuatro o cinco profesionales del mundo de la pedagogía, héroes del momento que hacían lo que podían, repito, para mí lo conseguido hasta ahora parece un sueño.




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