A sus tres años de fundación, la Escuela Oficial Urbana para Sordos ha empezado a rendir frutos: además de aprender lenguajes para comunicarse, los estudiantes han superado complejos —por la discriminación y prejuicios en su contra— y han aprendido a soñar, ya que muchos quieren llegar a ser profesionales.
Hasta hace unos años, sordos y sordomudos en Huehuetenango estaban condenados a ser analfabetas y a vivir marginados, ya que el sistema educativo oficial no tiene pénsum ni personal adecuado. Sin embargo, un grupo de padres de familia logró que la escuela se abriera, lo que ha llevado nuevas expectativas de vida de niños y adultos con problemas de audición.
El estudiante Rolando Castillo, de 28 años, relató que la escuela le ha permitido crecer. “Me ha permitido evitar que me traten como niño, y a tener ideas claras y responsables. También me ha facultado a ponerme metas, como la de graduarme de nivel medio y estudiar Medicina”, expuso, mediante lenguaje de señas, que fue interpretado por la directora del centro de estudios, Johanna Chávez.
Otra estudiante, Cindy López, relató que su principal meta es convertirse en maestra y dar clases a personas con deficiencias, como sordomudos. “Quiero enseñarles a soñar y a trabajar para alcanzar lo que se propongan, como lo estoy haciendo yo”, expuso, también mediante el lenguaje de señas.
Agregó que buscará que la enseñanza llegue a los sordos y mudos que viven en áreas rurales, y que debido a su pobreza no pueden viajar para recibir clases.
La estudiante Claudia Chávez, de 16 años —hija de la directora—, también quiere compartir el conocimiento y habilidades que está aprendiendo, para que otros tengan las mismas oportunidades que ella.
“El conocimiento abre muchas puertas en la vida, sentir respeto por uno mismo y permite alcanzar sus metas”, agregó Chávez.
La catedrática Liliana González dijo que el trabajo no ha sido fácil porque cuando iniciaron no conocían sobre métodos de enseñanza —ni el lenguaje de señas—, pero aprendieron, lo cual considera valioso, ya que es impresionante ver a los alumnos enfrentar la marginación y buscar comunicarse con los demás.
Lamentó la existencia de una cultura que margina a personas con este tipo de deficiencias y el poco interés de empresas para darles oportunidades de empleo.
La directora informó que la escuela, que está en la 8a. avenida y 6a. calle, zona 1 de la cabecera, atiende a alumnos de 4 a 65 años.
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