Alejada del circuito a mediados de los 80, "Varios chicos con capacidades diferentes me tocaron y besaron la panza estando embarazada de 8 meses. Pensé que podía tener un bebé con síndrome de Down. Pero nació sin ningún problema.
En agradecimiento a Dios, me interesé por la problemática de esos chicos", cuenta Casabianca.
Claudia Casabianca se define como una apasionada. Asegura que así vivió su etapa de tenista, desde que irrumpió con la conquista del título junior en el US Open de 1977 hasta su retiro en 1986. La misma pasión —sostiene— con la que entrena a chicos con capacidades diferentes desde hace 20 años, o haciendo cualquier cosa que le gusta sin importarle el que dirán, como cuando posó para una revista erótica o interpretó a una lesbiana en la película "Relación Prohibida".
Alejada del circuito debido a una lesión de meniscos a mediados de los 80, hubo un hecho que definió su futuro. "Varios chicos con capacidades diferentes se acercaron, me tocaron y besaron la panza. Estaba embarazada de ocho meses y en ese momento pensé que podía tener una nena con síndrome de Down. Pero nació sin ningún problema. En agradecimiento a Dios, me interesé por la problemática de esos chicos", cuenta Casabianca.
"Me senté en la computadora a idear un proyecto, aunque no tenía ninguna experiencia. Lo hice porque soy una apasionada y una estudiosa. Así me convertí en una pionera en el tema. Armé un sistema único que consiste en clases de tenis, gratuitas y grupales, a chicos desde los cuatro años que tienen problemas mentales, como síndrome de Down y de West, autismo y retraso madurativo, además de sordomudos", dice Casabianca, que desarrolla su tarea junto a profesores de educación física.
"Hace 20 años que hago esto desde el corazón", agrega antes de agradecer al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y a las Municipalidades de Vicente López y San Martín por permitirle llevar adelante este proyecto.
Casabianca dice que con regularidad organiza encuentros intermunicipales. Lo considera una buena opción a partir de que los discapacitados mentales no cuentan con federaciones deportivas que los nucleen ni reglamentos para desarrollar una disciplina. "En esos encuentros, los chicos se sorprenden al ver que otros igual que ellos también juegan al tenis. Me encantaría realizar esto en todo el país. Tengo una asociación civil sin fines de lucro, Apercadi (Ayuda a Personas con Capacidades Diferentes), y dicto clínicas sobre este proyecto", dice.
"El trabajo que realizo es a partir de la automatización. Les ayuda a coordinar el cuerpo con la mente. El tenis los incentiva y estimula y los incluye en la sociedad. No sabés la satisfacción que tienen cuando le pueden pegar a la pelota. La carita de felicidad es impagable. Tuve muchos premios, pero lo que más valoro son los premios del corazón que me dan ellos", asegura.
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