Según un estudio de ICEA, el 73% de las entidades aseguradoras afirman que la RSC está presente dentro de sus organizaciones
Beatriz Lorenzo.- Ha llegado a ocupar, impulsada por las pretensiones de una sociedad expectante, un lugar preeminente en la actividad de las mismas compañías que antes le dedicaban un espacio marginal en sus agendas corporativas. La Responsabilidad Social aspira, si no lo ha conseguido ya, a convertirse en uno de los motores más importantes de una gestión que se orienta a la sostenibilidad, y a una comunicación cada vez más abierta con los exigentes grupos de interés. Los informes y memorias de sostenibilidad proliferan y se hacen cada vez más completos, perfilándose como el instrumento más eficaz para calmar las dudas de los stakeholders y evolucionar al son de un escenario que ha dejado de considerar los principios éticos como algo meramente filosófico o cultural para adoptarlos como el ingrediente imprescindible para la renovación de los arcaicos y mortecinos principios de la gestión corporativa. Así, la RSC ha llegado también al sector asegurador donde entra pisando cada vez con más fuerza. Según un estudio de ICEA, el 73% de las entidades aseguradoras afirman que la RSC se encuentra muy presente dentro de sus organizaciones. La Seguridad Vial y la Salud son sus principales focos de actuación.
El documento 'La RSC generadora de valor. Experiencias al alcance de todos', elaborado por ICEA, señala que la mitad de las aseguradoras españolas consideran que la RSC se encuentra bastante desarrollada en el sector, mientras que el resto afirma que está en un estado incipiente. Sin embargo, la realidad es que los programas de RSC en el sector asegurador se reducen todavía a acciones concretas y/o esporádicas poco integradas en su modelo de negocio. Constituyen una excepción a esta tendencia aseguradoras como Mapfre que tiene como puntos fuertes una eficiente gestión del riesgo, un creciente compromiso con los grupos de interés y una vinculación en aumento a la Web 2.0 como cauce de comunicación.
CLAVES PARA LA RESPONSABILIDAD
En el sector asegurador, las claves para una gestión verdaderamente responsable se basan en la innovación permanente en productos aseguradores y en servicios de prevención y asistenciales que agreguen valor a los asegurados y clientes; y prestación a los mismos de un servicio accesible y de calidad en el plazo acordado, asesorándoles honestamente, asegurando la confidencialidad de sus datos, y resolviendo sus reclamaciones en el plazo más breve posible. Las aseguradoras realmente comprometidas con la Responsabilidad Social han de asumir la necesidad- como integrantes que son del lacerado sector financiero español- de mantener una estrategia de transparencia, tratando de ahondar en la confianza de los clientes e inversores, respetando las reglas de libre mercado y de libre competencia, y rechazando cualquier práctica irregular para obtener ventajas empresariales.
Para las aseguradoras responsables, la comunicación con los grupos de interés se afianza y se innova a través de herramientas como las plataformas telefónicas que proporcionan una atención permanente durante las veinticuatro horas todos los días del año, y que permiten a los clientes realizar consultas y gestiones relacionadas con los seguros que tienen contratados, y obtener servicios relacionados con los mismos. Así pues, el sector asegurador ha tenido que liberarse de buena parte de su sobriedad, opacidad y prácticas indiferentes a la Responsabilidad Social, viéndose obligado a integrar la sostenibilidad en el modelo de negocio.
ACCIONES RESPONSABLES
De entre las iniciativas acometidas por las aseguradoras en materia de Responsabilidad Social, destaca el grupo Europ Assitance que ha mejorado su política de selección de proveedores de servicios de asistencia para automóviles creando la primera red europea de proveedores ecológicos: ‘Europ Assistance First Selected Green Network’. El proyecto ofrece la inclusión en una redde asociados ecológicos que garantizan procedimientos y servicios respetuosos con el medio ambiente. Esto incluye servicios alternativos de movilidad en caso de avería o accidente, como vehículos eléctricos o de bajas emisiones o el alquiler de bicicletas, taxis verdes, redes especiales de transporte urbano y empresas asociadas que participen en el desarrollo sostenible.
Por su parte, la aseguradora Zurich ha anunciado la implantación en algunas de sus oficinas del denominado sistema Sightos, que consiste en una plataforma de interpretación de la lengua de signos mediante videoconferencia, por lo que se vuelve así accesible para personas sordas. La implantación de la herramienta es consecuencia del acuerdo que firmó la compañía en mayo con la Federación de Personas Sordas de Cataluña (FESOCA). Esta última creó en 2008 el sistema Sightos, basado en Internet, para permitir la transmisión de imágenes de la persona sorda y la voz de la persona que habla, junto a la transmisión de las imágenes y la voz del intérprete, de modo que se trata de una persona real y no virtual.
A su vez, DKV Seguros acaba de conceder más de 120.000 euros a proyectos sociales y medioambientales puestos en marcha por entidades que promueven la salud y la mejora de la calidad de vida de colectivos especiales, que este año beneficiarán a 15.000 personas. En concreto, las ayudas se destinarán a la Fundación Menudos Corazones, que organizará un campamento de verano dirigido a niños entre 7 y 14 años de Madrid con cardiopatías congénitas; Nexe Fundació Privada, que ampliará los servicios de respiro a las familias barcelonesas con niños de 12 a 16 años con pluridiscapacidad mediante actividades y talleres lúdicos adecuados a su edad; o la Fundación de Oncología Infantil Enriqueta Villavecchia, que ofrecerá apoyo a niños y jóvenes con cáncer ofreciendo acompañamiento y talleres a través de un programa de voluntariado.
La implementación de la Responsabilidad Social en las aseguradoras responde, a fin de cuentas, a una radical necesidad de incrementar la confianza social, bajo mínimos desde el desplome de las estructuras económicas tradicionales. No solamente en las aseguradoras al “uso” se hace necesaria una prenda frente a atropellos y desmanes varios. Así, la Ley de Responsabilidad Ambiental obliga a todas las empresas que llevan a cabo actividades peligrosas disponer del tan traído y llevado “seguro verde”, una garantía financiera que toma como punto clave la “presunción de causalidad”, que implica que las compañías muy susceptibles de generar actividades peligrosas han de llevar a cabo un análisis de riesgos y valoración económica para poder restaurar la zona dañada en caso de que se produzca una catástrofe o accidente ecológico derivado de su actividad. Las garantías financieras pueden ser de tres tipos; seguro, aval financiero o reserva técnica en el balance. A este respecto, las consultoras ERM y Marsh presentaron en 2008 una metodología de evaluación de riesgos para ofrecerla a las compañías, cuya intención es monetizar las reparaciones para poder presentar un presupuesto a las empresas que les contraten. El método para identificar y evaluar los riesgos medioambientales fue creado en 2008 por la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR) y responde a la calificación de UNE 150008.
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