El centro foral Gizatek ofrece a los discapacitados diferentes artilugios para hacerles más fácil el día a día
Suena el despertador y toca levantarse de la cama. Desayunar, ducharse, vestirse... ¿Cómo lleva a cabo estas tareas una persona con movilidad reducida? ¿O sorda? ¿O ciega? Existen un sinfín de artículos y adaptaciones que permiten que personas con discapacidad puedan ser un poco más autónomas. Las más conocidas son las sillas de ruedas o las camas articuladas, pero el abanico es prácticamente interminable; desde dispositivos vibradores que se activan al sonar un timbre o cubiertos con mangos más gruesos. Más de 13.000 personas han recibido asesoramiento sobre estos y otros artículos en la oficina de Gizatek, el centro de información en productos de apoyo de la Diputación, donde, además de orientación, también se tramitan ayudas económicas para adquirir estos artículos. "Su calidad de vida mejora gracias a estos artículos. Ese es nuestro objetivo", explica Pedro Uriarte, responsable del servicio.
El departamento de Acción Social de la Diputación puso en marcha hace ya tres años, en 2009, este servicio que abre sus puertas al público en Bilbao. Su objetivo es que las personas con discapacidad o dependencia puedan, gracias a la ayuda de diferentes apoyos técnicos, llevar una vida más autónoma, compensando o paliando sus limitaciones. Asesorarles sobre cuál se adapta mejor a sus necesidades es uno de sus principales cometidos. En el centro, además de una enorme exposición con decenas de artículos, las personas interesadas pueden informarse de los artículos que mejor se adaptan a sus necesidades y las ayudas forales a las que pueden acceder para adquirirlo.
En apenas tres años, las personas que se han acercado hasta Gizatek para solicitar información prácticamente se ha duplicado, de los 3.033 de 2009 a las 5.480 del año pasado. "Cada vez atendemos a más gente", admite Uriarte, atención que, aunque en la mayoría de los casos es presencial, también realizan vía telefónica o a través del correo electrónico. Además, realizan informes de idoneidad para personas dependientes o que tengan reconocida al menos un 33% de discapacidad (en los que se indica qué productos de apoyo son más apropiados, necesarios para solicitar ayudas económicas) y se tramitan las subvenciones que ofrece la Diputación para estos elementos.
ESCENAS COTIDIANAS Entrar en las oficinas de Gizatek es entrar en un mundo en el que parece que todo es posible, la imaginación al servicio de las personas. El enorme espacio, de 450 metros cuadrados, reproduce diferentes espacios de la vida cotidiana, como una cocina, un baño o una habitación, y las soluciones que la tecnología ofrece a las personas con discapacidad. En líneas generales, los productos se pueden clasificar en tres ámbitos: adaptaciones de vivienda, de vehículo y productos de apoyo en sí. Los más solicitados, eso sí, siguen siendo los cambios que hacen más accesible una vivienda (como cambiar las bañeras por duchas o las camas articuladas), las sillas de ducha y los audífonos.
"Está prácticamente todo inventado", afirma el responsable del centro. En este espacio tienen solo una muestra de los cientos, miles de artículos, que permiten que las personas con discapacidad tengan una vida prácticamente autónoma. En la cocina, los muebles y electrodomésticos se pueden situar a la altura de una persona que se mueve en silla de ruedas, incluso con muebles que suben o bajan con un mecanismo motorizado. La lavadora o el lavavajillas pueden incorporar un sistema de voz que va cantando los diferentes programas, para que las personas con limitaciones visuales no se equivoquen. Y hay cubiertos adaptados para todos, sobre todo las personas que tienen poca movilidad en las extremidades o les falta una de ellas: mangos de diferentes grosor para personas que no pueden sujetar bien los convencionales cuchillos que se pueden usar con una sola mano, con un sistema de balancín, similar a un cortapizzas; tablas de cocina con prensas y una especie de clavos para sujetar los alimentos que se quieren cortar o pelar; láminas de silicona para que los vasos y platos no se resbalen de una bandeja... Hay prácticamente una solución para cada caso: enhebradores de botones, utensilios similares a una esponja con mango que permite aplicarse crema en todo el cuerpo o bastones alcanzadores, con pinzas en su extremo, para recoger objetos del suelo sin tener que agacharse. De las más sofisticadas a las más simples, como un triángulo de hierro, con ventosas para fijarlo a una superficie que impide que una sartén, por ejemplo, se mueva al remover su interior sin sujetarla con la otra mano.
DOMÓTICA AL SERVICIO La domótica pone al alcance de la mano prácticamente todo lo que una persona con problemas de movilidad puede necesitar: desde un mando para subir o bajar las persianas, abrir una puerta o elevar el respaldo de la cama. Todo está mecanizado. Las grúas que, a través de un carril, pueden llevar hasta el último rincón de una casa a una persona en un arnés, resultan también muy útiles. Aunque se puede echar mano de remedios caseros. "Si una persona no puede coger bien el bolígrafo para escribir, se puede introducir en una pelota, con lo cual no tiene que cerrar tanto la mano", apunta Uriarte.
También hay cientos de ayudas para las personas sordas. Una bombilla o un dispositivo para que las luces de casa parpadeen y les avise de que alguien está llamando al portero automático, y una pequeña petaca que vibra haciendo las veces de despertador. Incluso hay dispositivos que reconocen el llanto de un bebé y lo traducen en una alfombrilla vibratoria para colocar bajo la almohada. "Tuvimos una pareja, sordos los dos, que cuando tuvieron a su hijo se pasaban la noche delante de la cuna para saber si lloraba o no. Para ellos fue un alivio", recuerda Uriarte. ¿Y las personas ciegas? Incluso dispositivos que detectan el color de cada prenda, informan de si está lloviendo en la calle, narran en voz alta un libro o, para utilizar el móvil, enumera los diferentes apartados.
MÁS AUTÓNOMOS Hay quien llega al centro sabiendo ya qué tipo de artículo está buscando, como es el caso de las personas que sufren desde hace tiempo una discapacidad. Pero también hay para quien son todo un descubrimiento que les hace la vida más fácil. Pedro Uriarte recuerda un caso real, el de una mujer que, por problemas al tragar, llevaba años comiendo a base de purés y comida triturada. En el centro conoció los masticadores, una especie de tijeras con tres filos que corta la comida en trozos más pequeños. "Gracias a ellos, pudo recuperar la sensación de tener un filete en un plato. Estaba muy contenta", recuerda el responsable del centro. Pedro Uriarte afirma, sin dudarlo, que la vida para estas personas es más autónoma y cómoda gracias a estos artículos. "Ese es el objetivo", asegura.
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